THE TUXEDO CLUB

LA CENA DEL REY

–Bueno, comenzaré diciendo que el Diwali es como el año nuevo pero hindi, se lo toman con mucha seriedad, los devotos estrenan ropa nueva, lanzan fuegos artificiales, bueno ¡un rollazo!.

Jean escuchaba a Armin con mucha atención ,hace un par de años este era el trabajo de Nina, quien ahora vivía feliz con su niña en tierras lejanas y soleadas, tenia el estomago en un puño pues si es cierto que siempre ha sido muy osado, el compromiso de regresar ese discreto club a su segundo y ultimo aire le daba bastante terror. Después de la propuesta del rubio llego a su casa maldiciendo a Eren por su cambio de planes, aunque en el fondo el también deseaba un poco de aventura fuera de la monotonía de las empresas, siempre es bueno dar un pase liberador de las hormonas sexuales para ver todo con nuevos ojos.

–Desafortunadamente ya no tengo tan amplios materiales para la búsqueda de cuestiones personales, lo siento chicos, tendrán que ir a ciegas a los servicios.

–Bueno, eso sin duda es un reto, ya veremos que hacer conforme la marcha –Respondió Connie que estaba jugando co el mando del televisor donde anteriormente veían un documental de festivales de la india.

Así pasaron esa tarde, desde burlándose por si Jean tendría que usar un traje tradicional, ir de tuxedo para varias o vestirse al puro estilo del "guru del amor", pronto llego el día de la entrevista entre el y Azahara. Acordaron verse en un concurrido café en el centro de la ciudad, rodeado de calles históricas y librerías, el castaño pensó que seria un lugar perfecto, amplio, bien iluminado y bohemio para pasar desapercibido y observar a la mujer en cuestión, llegó impecable y reglamentariamente de jersey negro, pantalón a juego, pidió un espresso y tomó asiento en una mesa retirada del barullo, la camarera se retiró y el vió entrar a su cliente, era como un punto negro en un blanco lienzo, el tipo de mujer que puedes ubicar donde sea, de los rostros que se quedan grabados en la posteridad y de buena manera, una tez morena que se parecía tanto al chocolate, como tostada por el sol, grandes y almendrados ojos negros, una trenza casi deshecha intentaba contener un espeso cabello castaño que enmarcaba el perfecto ovalo de su cara, sus labios, un carnoso manjar sonrosado, no usaba mucho maquillaje y eso contradictoriamente le encantó, de un vistazo escaneo su vestimenta, usaba un pantalón negro y unos botines de gamuza pequeño tacón, una pulcra blusa estilo camisero bastante holgada, un abrigo negro y largo hasta las rodillas la protegía del fresco clima otoñal, la vio pedir en el mostrado para después ir a sentarse justo en las mesas libres a los costados de los ventanales, la luz de la tarde que se colaba a raudales por estos le daban a su persona un aspecto nostálgico y elegante.

–¿señorita Basima? – pregunto el situandose al costado de su mesa.

Ella giró su cabeza, exponiendo un poco ese largo cuello de gacela y le sonrió –¿si?

–Soy Kirschtein ¿le puedo acompañar? –tras una milésima de segundo observándolo ella nuevamente sonrió y afirmo con un movimiento de cabeza.

Pronto llegó el pedido de Azahara y Jean vio con agrado que era una mujer de muy buen comer, pidió algunas entradas y lo acompañó todo con un latte frío que se veía disfrutaba mucho.

–Lo que resta es definir el contrato, esto se hace por el tipo de servicio, y bueno, lo que quieras o esperes de esa noche. –El le indico después de una cordial platica donde conoció parte superficial de la chica, como que apenas tenia veintisiete años, que estaba recién egresada y que seria el primer festival que se organizaría en su nueva residencia y que sus padres y hermanos vendrían para esa ocasión, y ella se sentía muy desesperada pues para evitar que arreglaran su matrimonio como es una costumbre nada mal vista en aquellas tierras donde nació, pues se le hizo fácil inventarse un novio.

–Espero que eso responda tu pregunta, quiero que seas mi novio por un día, bueno al menos cinco horas –Le dijo la castaña con una seguridad y esa sonrisa que el ya tenia grabada en los ojos.