《XVIII: Malekith》

723 102 12
                                    

Luego de unas horas, bastantes lágrimas y el deseo de venganza creciendo en su ser, Astrid viajó a Greenwich, que era el lugar donde estaba ubicado su hermano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luego de unas horas, bastantes lágrimas y el deseo de venganza creciendo en su ser, Astrid viajó a Greenwich, que era el lugar donde estaba ubicado su hermano. Para cuando llegó, encontró al mismo luchando contra Malekith, por lo cual decidió intervenir, volando hacia el elfo y dándole un fuerte golpe.

—¡Volviste! —exclamó el rubio con una sonrisa.

—¿Creíste que te dejaría solo, hermano?

Juntos comenzaron a batallar contra el elfo, pero repentinamente fueron absorbidos por algo y terminaron nuevamente en Svartalfheim, pero antes de que alguno de los tres pudiera siquiera reaccionar, volvieron a ser absorbidos y terminaron de nuevo en la tierra, pero en un lugar diferente al que estaban.

Pronto ambos se fijaron en las personas que tenían en frente, que estaban subidas en un tren, mirándolos confusos por sus vestimentas y sus ligeros golpes en el rostro.

—¿Cómo llegamos a Greenwich?

—En este tren a tres paradas. —respondió una mujer rubia.

Entraron en la máquina y se sostuvieron de uno de los barrotes, pero mientras estaban en su trayecto hubo un ligero zarandeo que provocó que la mujer rubia tropezara con el dios del trueno, lo que provocó que Astrid la mirara con los ojos achinados.

—Lo siento, lo siento.

Thor sonrió coquetamente y Astrid rodó los ojos.

Unos momentos después, llegaron con Jane y Erik Selvig, observando cómo todo el lugar se teñía de oscuridad absoluta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Unos momentos después, llegaron con Jane y Erik Selvig, observando cómo todo el lugar se teñía de oscuridad absoluta.

—Thor, Astrid... —habló ella— Es muy tarde.

—La convergencia está al máximo.

—¿Eso lo detendría por completo?

—Está muy lejos. —respondió.

—No hay manera de que nos acerquemos más.

Astrid soltó un suspiro frustrado, hasta que su hermano tomó el artefacto.

—Yo lo haré.

La pelinegra actuó rápidamente, tomándolo de la muñeca antes de que se fuera.

Cruel destiny [tony stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora