《XIV: Venganza》

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Astrid corrió hacia las celdas, encontrando a su hermano en perfecto estado, pero ella sabía que no era así, gracias a su conexión

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Astrid corrió hacia las celdas, encontrando a su hermano en perfecto estado, pero ella sabía que no era así, gracias a su conexión.

—Astrid... —habló cínicamente— ¿Vienes a darme otro sermón? ¿O acaso a restregarme tu libertad?

—Por favor, Loki. No he venido a seguir discutiendo.

—¿Qué es lo qué quieres?

—He tenido una de nuestras señales toda la noche, bastantes corrientazos. —levantó la mano, mostrándola ligeramente temblorosa debido a los constantes corrientazos que había recibido.

—¿Y qué?

—¿Cómo que "y qué"? —achinó los ojos— ¿Vas a decirme entonces que estás bien?

—Lo estoy.

—¿Ah, sí?

—Totalmente.

Pero sabía que mentía.

—Suficiente, Loki. —pidió— Soy tu hermana, puedes confiar en mí.

El pelinegro no respondió ni hizo movimiento alguno.

—Por favor, no más ilusiones.

El suspiró pesadamente, y en seguida la ilusión se desvaneció, mostrando al verdadero Loki, totalmente destrozado, al igual que su alrededor, todo estaba tirado en el suelo y desorganizado.

—Ahora me ves, hermana.

—Oh, Loki... —susurró, acercándose más a la celda.

—¿Ella sufrió?

La ojiazul bajó la mirada, respirando profundo para evitar llorar al recordar en el momento en que su madre murió ante sus ojos.

—No he venido a hablar de eso, hermano. Pero he venido a proponerte algo a lo que sé que no te negarás.

—¿Y qué es?

—Venganza. —respondió— Nos libraremos de Malekith, pero necesito de tu ayuda para eso.

Loki miró con diversión a su melliza, soltando una ligera risa.

—Debes estar muy desesperada para venir a mí.

—En realidad no, desesperada o no, yo siempre vendría por ti.

—Basta, sabes que odio que seas tan sentimental. —rodó los ojos.

Ella hizo el mismo gesto del dios.

—Bien, andando entonces. Pero almenos arréglate un poco, luces terrible.

—Tú tampoco eres un lecho de rosas, hermana. —se defendió burlón.

La pelinegra rio.

—Apresúrate.

Unos minutos más tarde salieron de las celdas, caminando rápidamente, mientras Astrid miraba a todos lados, tratando de no toparse con alguien conocido.

—Tú no eres así, hermana. Tan rebelde, seguramente a Odín le daría un desmayo viéndote en esta situación. —mencionó un emocionado Loki— ¿Segura que no quieres escapar a golpes de aquí?

—Si no cierras la boca, tal vez piense en golpearte a ti.

—Bien bien, entonces imagina que no estoy aquí.

En seguida, el dios de las mentiras efectuó su magia y su forma cambió a la de Tyr, el dios de la guerra y prometido de su melliza.

—¿Así está mejor?

—Es mejor compañía en todo caso. —sonrió.

—Aún así, no seamos tan conspicuos.

Volvió a efectuar su magia, sin embargo, esta vez el que cambió no fue él.

—Luces adorable, hermana. —se burló.

La mujer paró un momento, detallándose a sí misma y dándose cuenta de que era mucho más pequeña, pronto cayó en cuenta de que su hermano la había transformado a cómo era cuando tenía ocho años de edad.

—Muy gracioso, así es como Thor y tú me ven todo el tiempo... —siseó— Te puedo golpear incluso en esta forma.

—Bien, tal vez prefieras a alguno de tus nuevos compañeros, parece que son de tu agrado. —pensó unos momentos— O me corregiré a mí mismo, tal vez uno en especial es muy de tu agrado.

En ese momento, Loki volvió a efectuar su magia, Astrid volvió a su forma natural, pero cuando giró el rostro, encontró a su mellizo transformado en Tony Stark.

—Oh, eso está mucho mejor... —se detalló a sí mismo— El traje no me fascina, es algo pesado, pero se puede sentir el poder... ¡Hey, Astrid! Soy Tony Stark, un idiota narcicista que sólo se ama a sí mismo, ¿te interesaría pasar la noche conmigo para que después rompa tu corazón y seas una más de mi lista?

La pelinegra notó a lo lejos unos guardias, por lo cual empujó a su hermano hacia una pared y le tapó la boca, provocando que ese volviera a su forma natural.

—¿Qué? —dijo en cuanto apartó su mano.

—No hagas ruido, idiota. Hay guardias a lo lejos.

Se mantuvieron unos minutos en silencio, hasta que los guardias se marcharon, después Astrid palmeó con fuerza la cabeza de su mellizo.

—¡Hey! —se quejó, sobándose— ¿Y eso por qué fue?

—Por burlarte de Tony.

—Claro, ahora lo defiendes a capa y espada. —rodó los ojos.

Ella se sonrojó.

—Ya basta. Andando, no estamos seguros aquí.

—Almenos dame algún arma, mi daga, algo con lo que pueda defenderme.

Suspiró, entregándole lo que había pedido.

—Gracias, siempre eres muy ingen... —se calló de repente, al ver que en realidad su melliza le había puesto unas esposas.

La ojiazul rio divertida.

—¿Qué sucede, hermano? ¿Acaso no te gustan los trucos?

—Qué graciosa estás hoy, Astrid.

—Lo sé. —sonrió, tomándolo del brazo para seguir caminando.

—¿Y a dónde se supone que vamos?

—Nos reuniremos con Thor, Sif y Jane, para sacarla de aquí.

—¿Y qué haremos después?

—¿No te cansas de hablar? —abrió los ojos con desesperación.

—Ambos sabemos que me encanta hablar. —apretó los labios en una mueca graciosa— Pero responde mi pregunta.

—Prefiero que no tengas esa información por ahora.

—Bien, como quieras.

Por fin, Loki se mantuvo en silencio durante el restro del trayecto.

Cruel destiny [tony stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora