Cruel destiny [tony stark]

《XIX: Compras》

El bifröst la dejó en frente de una enorme casa, arqueó las cejas sorprendida al ver los lujos del lugar, tanto así que no se había fijado en la persona que tenía detrás de ella.

—¿Astrid?

Esa voz.

Era la voz del hombre que amaba.

Esbozó una sonrisa, girándose al castaño, volviendo a reconocerlo, con su cabello perfectamente organizado, su barba perfilada, sus bonitos ojos avellana y su sonrisa resplandeciente.

—Hola, Tony.

—Mierda... —se aproximó hasta ella y la tomó del rostro— Creí que nunca volvería a verte.

Ella posó sus manos en sus hombros, sin dejar de sonreírle.

—Pero aquí estoy.

Sus rostros comenzaron a acercarse con lentitud, hasta que finalmente el millonario fue el primero en dar el paso de unir sus labios en un hermoso beso que marcó su reencuentro.

Después de todo el caos, ahí estaba la calma, en los brazos de aquel humano del que estaba enamorada.

—¿Quiere decir que te quedarás aquí?

—Así es. —dio un asentimiento.

El la miró de arriba a abajo, con un gesto burlón.

—¿Vestida así?

—¡Hey! ¿Qué tienen de malo mis ropas?

—Bonita, estás en la tierra. Eso implica que tienes que vestir acorde.

—Pero, yo no tengo ropa de Midgard. —hizo una mueca de resignación.

—Lo sé. Así que vamos, sube al auto.

Comenzó a empujarla hacia el auto, mientras la diosa mantenía el gesto confuso.

¿Qué planeaba?

Atendió a su petición, subiendo a la máquina en cuánto el hombre le abrió la puerta para que lo hiciera.

—¿A dónde vamos?

—De compras, te gustará.