El Rescate

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Hola chicos, solo para avisarles que la violencia sigue en este capítulo.

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Jin Zhào entró a la oficina que acondicionaron para él y su tía dentro de esa enorme bodega, su semblante era de enojo porque lo habían interrumpido en un muy buen momento, pero si su tía lo había mandado a llamar no podía decir que no.

Mei Zhào observó a su sobrino de arriba abajo, el hombre acomodó su pantalón discretamente intentando ocultar su erección.

- Jin... me importa una mierda lo que hagas con las rehenes, lo que si me interesa es que ya no cometas más errores estúpidos – Dijo enojada.

- ¿A qué te refieres tía? –

La mujer le mostró en su celular uno de los videos que circulaban en las redes sobre el secuestro y donde se veía claramente el tatuaje de La Triada en la muñeca de uno de los hombres.

- A estas alturas medio Estados Unidos sabe de nuestra presencia en su país... no entiendo como tus hombres fueron tan estúpidos – Zhào se sentía avergonzado, su tía tenía razón, esos eran errores que no tenían el lujo de darse.

- Quiero que tus hombres revisen las periferias – Jin se mantenía con la cabeza baja, provocando más molestia en Mei - ¿Es que acaso no me oíste? ¿estás esperando que yo haga todo el trabajo? – Gritó.

- Ahora mismo lo hago – Dijo el hombre de manera seria mientras caminaba hacia la salida.

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Camila no tenía idea de cuánto tiempo había pasado, ni siquiera podía saber si era de día o de noche porque ese lugar no tenía ventanas, cada vez se sentía más cansada, ella sabía perfectamente lo que eso significaba; la puerta se abrió dando paso al chino que había sido su custodio desde el inicio, el hombre observó la herida de la mujer y en un gesto tal vez de compasión cortó la cuerda que ataba sus manos y volvió a salir de la habitación.

La doctora movió sus muñecas poco a poco, estaban adormecidas por haber estado amarradas tanto tiempo, el roce de la cuerda le había hecho heridas en las mismas, pero su peor dolor sin duda era el de su costado derecho; intentó incorporarse y sintió una punzada aguda en la herida que la hizo quejarse, pero tenía que revisarse así que volvió a hacer el movimiento aguantando el dolor, con las manos temblorosas levantó su blusa y observó su herida con la tenue luz que emanaba del único foco colgado en el centro del techo de ese lugar.

La herida no era grande, pero si profunda y ya había perdido mucha sangre... se quitó la blusa con cuidado, no evitando que los movimientos le provocaran un dolor punzante; comenzó a amarrar la blusa en su torso a manera de vendaje mientras respiraba profundamente, al notar que el aire que exhalaba no sonaba como un silbido le dio un poco de tranquilidad, eso quería decir que no había dañado su pulmón, después de eso se recostó en posición de decúbito dorsal, eso la ayudaría unos minutos más, sin dejar de estar consciente de lo que pasaría si no la atendían pronto.

En su mente apareció la imagen de Dinah golpeándose la cabeza contra el suelo – Por favor que ella esté bien – Suplicó al Universo.

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Ya comenzaba a oscurecer, cuando Enzo paró la furgoneta por órdenes de la ojiverde.

- Estamos por llegar y necesito que pongan mucha atención – Normani y Enzo se giraron hacia ella.

- Quiero comentarles que estoy profundamente agradecida de tenerlos a mi lado... ustedes no solo son mis amigos, los considero como de mi familia y por eso es mi deber también protegerlos... - Hizo una pausa y suspiró – Pase lo que pase, la orden que les doy es que huyan a gran velocidad junto con Camila y Dinah -

The Specials (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora