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Sunny estaba demasiado preocupado. Ya había pasado una semana desde que Mewo se fue de la casa y no regresaba. Todavía faltaba como menos de un mes para su cumpleaños, pero si es que Mewo no regresaba, el Alfa no quería celebrar su cumpleaños número diecisiete con su mascota desaparecida.

Tenía miedo de que le hubiese pasado algo. Sus padres estaban en un viaje de negocios por lo que no podían buscarla y Mari tampoco podía caminar mucho debido a que la Beta se había lesionado la rodilla tiempo atrás, por lo que no tenía más opción que dejarle el trabajo de buscar a Mewo a su vecino y mejor amigo, Kel.

Le había pedido de favor si podía intentar buscarla cuando el Omega salía a jugar basquetbol o paseaba a Héctor, su perro. El mexicano al ser tan buen amigo y alguien muy servicial, no dudaba en ayudar en la búsqueda de Mewo. Desde el primer día que su mascota desapareció, Kel venía a tocar a su puerta para avisar si había encontrado a Mewo o no.

Ya era la séptima vez que el más alto le informaba que no encontraba a Mewo por ningún lado, y eso lo tenía demasiado agobiado. Estaba al borde de él mismo salir e ir a buscarla por su cuenta, pero cuando intentaba poner un pie fuera de la casa él solo sin compañía, le entraba ese tan conocido y desagradable pánico como si alguien lo estuviese vigilando y juzgando a pesar de que nadie estaba presente. Siempre era lo mismo: con un suspiro cerraba la puerta de la entrada y mejor esperaba a que Mewo viniera por su cuenta.

El Alfa le abría la ventana de la casa con un plato de comida cada noche para ver si Mewo venía, aunque por desgracia siempre terminaba acercándose otros gatos que no eran Mewo. Estaba bien si dejaba la ventana abierta, después de todo, Sunny se desvelaba jugando en su gameboy intentando pasar el pokemón rojo, por lo que no habría problema en dejar la puerta abierta y así la casa no estaría tan indefensa.

—¿Cómo estás, Sunny? —cuestionó su hermana. La Beta se acercó a él poniendo una cálida mano sobre su espalda.

—Estoy muy preocupado, aneki. —'Aneki', sólo le decía así a su hermana mayor cuando de verdad estaba muy vulnerable—. No ha regresado en una semana.

—¿Quieres que le pida a Hero que la busque también? —interrogó con una voz suave.

—No, está bien —negó varias veces con la cabeza mientras miraba a la nada—. No haría mucha diferencia.

Posó sus dos manos contra su cara mientras recargaba su espalda sobre el respaldo del sofá. Mari por inercia despegó su mano sobre su espalda ante la acción. No podía ver nada, sólo la oscuridad debido a que tenía su cara cubierta con sus dos manos, pero podía sentir la pesada mirada de su hermana mayor sobre su persona; era intimidante. La Beta tenía una mirada muy pesada para su gusto, aunque Sunny ahora era más alto que ella por unos cuantos centímetros, el Alfa se sentía pequeño ante su mirada. Sabía que la mujer estaba preocupada por él, pero Sunny se sentía expuesto cada vez que lo veía con esa intensidad.

Afortunadamente para el menor, sintió que la mirada de su hermana ya no estaba dirigida en él. Escuchó la puerta de la entrada abrirse. ¿Mari habría decidido en ir a la casa de al lado? No, dudaba de eso. Mari le estaba llamando por su nombre, no podía ser posible que estuviera con Hero si seguía escuchando su voz.

—Sunny, mira quién vino. —Escuchó la voz entusiasta de su hermana.

Al escuchar su nombre, Sunny despegó las palmas de sus manos contra su cara para ver a su hermana. Casi entró en llanto cuando vio lo que Mari tenía entre sus brazos. Podía sentir cómo su ojo bueno picaba y le desbordaban lágrimas al ver a su gata a salvo.

No supo cuándo se trasladó de estar en el sofá hasta la puerta principal, pero lo único que sabía es que Mewo se sentía tan real en sus brazos. Lágrimas de alivio caían sobre su mejilla izquierda sin que él lo pudiera evitar.

☀️𝑰𝒕 𝒂𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒆𝒅 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝑴𝒆𝒘𝒐🌻 || 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora