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—¡Mira, mami! ¡Un señor musculoso y peludo está entre los arbustos!

—¡No lo veas, Timmy!

«No puede ser, qué vergüenza», pensó Rowan sintiendo sus mejillas calientes y como era blanco a más no poder, se podía ver bastante bien su enorme sonrojo. Afortunadamente, tenía un montón de suerte que nadie lo había visto ni escuchado, además de esa mujer con su hijo.

Sí, él era ese señor musculoso y peludo que ese tal niño Timmy había señalado sin descaro como cualquier niño de su edad. ¿Por qué estaba en los arbustos del parque? Era una corta historia que a Rowan no le parecía para nada graciosa.

Había estado tranquilamente entrenando baloncesto en la cancha que estaba en el parque. Sin embargo, notó que el mismo Omega que conoció hace unos días venía hacia el parque con otras personas que dieron la apariencia de ser su familia. Entrando en pánico, se ocultó entre los arbustos para no ser visto por el chico; y su pobre y muy amada pelota de baloncesto firmada quedó abandonada en algún lugar.

Y así fue cómo terminó aquí, escondido entre los arbustos como todo un cobarde de un mocoso que apenas conocía y con dolor de espalda por la posición en la que estaba; él era un hombre bastante alto por lo que tenía que agacharse a niveles imposibles para él.

Pudo haberse ido ya que la familia del chico estaba haciendo una parrillada en el extremo opuesto hacia donde él se encontraba; entre los arbustos que estaban cerca de la cancha. Pero la mala suerte tocó a su puerta como siempre. El chico se acercó a la cancha para jugar baloncesto por su cuenta mientras que un hombre con aires de Alfa y de la casi misma altura del chico con cabello castaño bastante desordenado le daba conversación desde una de las esquinas de la cancha. No podía verlo bien, pero ese hombre parecía ser su hermano.

Ahora estaba atascado en esta situación, sintiéndose como si estuviera entre la espada y la pared. Si Rowan salía, el chico lo iba a ver y él no quería ser visto por ese Omega de radiante aura.

Rowan Courgette Brennan, un hombre Alfa musculoso que medía uno con noventa y siete, experto en artes marciales mixtas y dirigía una muy importante compañía de moda, le tenía miedo a un simple mocoso de sonrisa radiante con suaves ojos de color caramelo y que debía de medir por lo máximo un metro con ochenta.

Bueno, no era miedo exactamente, solo lo estaba evitando, pero eso no equivalía a miedo, ¿cierto? Más bien, el miedo no iba dirigido al chico, sino a la situación en sí. Porque Rowan no era un tonto, sabía a la perfección lo que estaba sucediendo.

Rowan era todo menos un tonto. Solo era con tal de unir varios puntos para estar al tanto de la situación.

Era algo bastante sencillo de especular. Alteración de su casta al olfatear el aroma, nerviosismo al verlo y además de esa cálida sensación de sentirse completo; como si le hubiera faltado algo en su ser, pero ahora se sentía como si ese vacío había sido llenado.

Las señales eran bastante claras. Ese chico era su destinado.

Rowan no se sentía sorprendido de que tuviera un destinado; aunque nunca se interesó en ello o tan siquiera cuestionarse si eran reales, aun así se preparó mentalmente por si se encontraba a su alma gemela; por si eran reales, claro.

Sin embargo, lo que en realidad le sorprendía, o más bien, le perturbaba, era que su destinado era un menor de edad.

No le importaba si ese chico le dijo que iba a cumplir los dieciocho en poco tiempo, su moral alta le decía que eso estaba bastante mal. Se sentía asqueroso consigo mismo y bastante culpable.

Ahora solo tendría que esperar a que ese niño se fuera. No importaba si se quedaba aquí por mucho tiempo, para él la mejor opción era ocasionarse un dolor de espalda que encontrárselo de nuevo.

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⏰ Última actualización: May 31 ⏰

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☀️𝑰𝒕 𝒂𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒆𝒅 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝑴𝒆𝒘𝒐🌻 || 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora