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Advertencia: abuso infantil

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¿Quién encargaba tarea en vacaciones de verano? Sólo el estricto y malvado instructor de Basil sería capaz de darle tarea en vacaciones, ¿acaso ese hombre no tenía corazón? Tal parecía que no tenía ese órgano tan importante para sentir aunque fuera un gramo de empatía por el pobre pequeñín. Claro, como no era él con la tarea acumulada, era obvio que no le importaría darle todo ese peso extra sobre los pequeños y delicados hombros blanquecinos de Basil.

Detestaba sus clases privadas. Siempre se preguntó porqué era instruido en casa en lugar de tomar clases como los demás niños normales; envidiaba a Aubrey y a Kim en ese aspecto. Ellas asistían a la preparatoria, platicaban y se mezclaban con los demás chicos de su edad. ¿Y él? La única compañía que tenía en sus clases eran las ilustraciones de los libros de historia.

Sabía que su padre lo amaba, pero odiaba cuando coincidía con Narkissa en varias cosas; por ejemplo, en que instruyeran a sus dos hijos en casa con profesores personales. Había sido idea de Narkissa en primer lugar, pero a su padre le pareció una buena idea en que sus hijos tuviesen una educación de alta calidad para tener un futuro asegurado. Incluso después del divorcio le siguió pareciendo buena idea.

Basil no entendía cuál era la diferencia entre una escuela y un instructor. Ambos tenían la misma función, ¿no? Entonces no tenía caso en seguir con sus clases privadas y desperdiciar dinero de más. Prefería despertarse a las siete de la mañana para ir a la preparatoria con su mejor amiga Aubrey, platicar y convivir con más gente de su edad. Basil quería saber cómo se sentía ser un chico normal de diecisiete años, ¿o acaso ya era muy tarde para que su sueño se cumpliera?

Se sentía verdaderamente afortunado de haber conocido a Aubrey, siendo la única amiga que había tenido al igual que Kim -aunque no interactuaban mucho-. Le dolía el pensar de qué hubiera pasado si no hubiese salido a regar las flores de su jardín ese día de primavera cuando apenas cumplió los cinco años. Recordaba cómo una niña de cabello negro y ojos negros con la sonrisa más dulce y radiante del mundo se acercó a él, diciéndole lo mucho que amaba las coloridas flores de su jardín. Y desde ese entonces, Aubrey y él se hicieron inseparables, casi como hermanos de sangre.

-¿Qué haces, Basil? -interrumpió Rowan apareciendo de la nada. El Alfa se sentó en la silla que estaba enfrente suyo, estando ahora cara a cara con el Beta.

-Tarea -respondió a secas.

-¿En vacaciones? -cuestionó alzando sus cejas con sorpresa. Observó con asombro la torre de libros que estaba sobre la mesa.

-Pregúntale eso a mi instructor -se quejó entre dientes-. Él fue quien me encargó todo esto. No lo hago por gusto.

-Oh.

Un silencio incómodo inundó el comedor. Basil puso toda su concentración en su libro de matemáticas para evitar la incomodidad, pero por desgracia, Rowan no cooperaba. Desde que tuvieron esa conversación hace días, Rowan había hecho todo lo posible para tener un momento de hermanos con Basil, pero siempre terminaban con este silencio tan incómodo que hasta dolía sentirlo. Su hermano de verdad era un caso perdido; aunque él tampoco era para hablar. Sí, decidió darle una oportunidad a su hermano mayor, pero le era imposible ser amable con él por alguna razón. Pensaba su respuesta, pero siempre terminaba diciendo otra, ¿quién lo entendería? Nadie al parecer.

☀️𝑰𝒕 𝒂𝒍𝒍 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒆𝒅 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝑴𝒆𝒘𝒐🌻 || 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚𝐯𝐞𝐫𝐬𝐞 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora