11

731 139 61
                                    


La vida es tan hermosa como tan cruel. Siempre había escuchado que las cosas malas ocurrían en cuestión de segundos, mientras que, por algo bueno, deberías esforzarte por un tiempo indefinido. 

La felicidad cuesta, y la tristeza llega en un parpadeo. ¿No era eso algo hermoso y triste?

Podrías esforzarte durante meses por un mejor puesto de trabajo, pero, si cometes un error, en menos de un día, estás fuera.

Esa ley aplicaba en la vida diaria, y SooBin lo aprendió por las malas.

Él solo quería socializar, SooBin también quería darse la oportunidad de amar. Pero ahora iba en un vehículo a quién sabe dónde, siendo conducido por la persona que, días antes, le pidió permiso de enamorarlo.

En ese momento, no sabía qué era peor: ser secuestrado o la inevitable humillación –que sentía de él mismo– al pensar que podría ser feliz. No lo había sido durante mucho tiempo en su vida, ¿por qué habría de cambiar ahora?

"Qué estúpido." Pensó.

Estaba sentado en medio de dos personas. A la vez, llevaba una bolsa de plástico negra en la cabeza que, constantemente, uno de los hombres amenazaba con mojar, si es que intentaba huir. Pero SooBin no era tonto como para intentarlo, él incluso iba respirando muy calmado, pues la bolsa podría pegarse a su nariz y asfixiarlo.

Aunque, en ese momento, no sabía si era lo mejor.

Nunca se había planteado qué hacer en caso de un secuestro. ¡Nadie está preparado para eso! Pero pensaba que, tal vez, era mejor morir, que acabar siendo torturado.

Luego de unos minutos, donde YeonJun solo gritaba maldiciones hacia todos –cayendo más hacia MinHyuk–, el pelinegro había empezado a sollozar y gritar de forma desgarradora. Nadie podía oírlo, salvo SooBin, y eso solo conseguía ponerlo más ansioso. Quería hablarle, suplicarle que se calmara, no quería que se mantuviera asustado, pero tampoco quería arriesgarse a que los hombres lo tomaran por loco.

YeonJun, finalmente, guardó un poco la calma, y así ambos pudieron escuchar la conversación que, pocos segundos después, empezó entre las cuatro personas dentro del vehículo. SooBin solo ubicaba a tres: MinHyuk, la persona junto a él y quien tiró de su brazo. El menor no había podido observar a la cuarta persona a su lado.

— Por suerte va muy tranquilo — murmuró uno.

— No es estúpido. No está en condiciones de forcejear, o aquí mismo lo matamos.

— No quisiera tener que hacer eso. Cuando pasa eso, soy yo quien debe lavar los asientos de la camioneta.

— Porque nunca haces nada — acusó el otro.

— El jefe estará feliz de saber que todo salió bien — rápidamente, el acusado cambió el tema.

— Todo gracias a nuestro James. Siempre hace bien las cosas, aunque este le costó más.

— No hablen, me distraen — por primera vez en la conversación, escuchó la voz de MinHyuk.

— ¡Niño insolente! Te damos algo de crédito y reaccionas así. ¿Acaso ya eres mucho para nosotros? ¿Te crees mucho porque el jefe tiene planes de ponerte en la herencia, mocoso?

— Claro. En algún momento me adueñaré del Matryoshka, y ustedes deberán trabajar para mí.

Las risas en el vehículo no tardaron en escucharse –incluyendo la de MinHyuk–, pero SooBin solo podía concentrarse en la voz de YeonJun pidiéndole perdón, porque no supo protegerlo.

Las risas en el vehículo no tardaron en escucharse –incluyendo la de MinHyuk–, pero SooBin solo podía concentrarse en la voz de YeonJun pidiéndole perdón, porque no supo protegerlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Rubatosis « YeonBin┇SooJun »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora