39. Flashbacks.

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- Muy bien chicos, hoy haremos algo diferente ya que es el último día de clases, ¿os parece bien? - preguntó nuestra profesora.

- Sí. - respondieron mis compañeros.

- Muy bien, este juego es tan secillo como pestañear. Necesitáis un boli y un papel. - comenzó a explicar la profesora - En el papel escribiréis las palabras que empiecen por la letra en la que os diga y...

- O sea, nos dices una letra y te escribimos una palabra que empiece por esta, ¿no? - preguntó uno de mis compañeros.

- Efectivamente. - dijo son una risilla. - Pero os voy a poner una foto, y tendréis que sacar las palabras de esas imágenes, ¿entendido?

Toda la clase asintió mientras sacaban el material. No me apetecía jugar, así que saqué el mismo material que mis compañeros y me puse a dibujar. Suspiré. Ya no sentía nada dentro de mi, como si me hubiesen arrancado los sentimientos. Sentía que debería decir muchísimas cosas de las que pienso, pero tenía dos situaciones: O no podía o no debía. Por ejemplo, no debía decirle a Barbara que los pantalones que lleva le hace parecer una perra en celo. Sería divertido y puedo hacerlo, pero no es lo correcto. Al igual que no podía decirle a la mayoría de la gente que me hace daño todo lo que pienso sobre ellos. Sería hasta cruel. Pero me daba igual ya, no me importaba ser cruel con las palabras que le dijera a alguien que se ha ganado mi odio o mi desprecio, ya no.

"Las personas nos rompen sin darse cuenta."  Leí esa frase en un libro de mi hermano y no me la he podido sacar de la cabeza. Duele. El sentimiento de dolor es uno de los pocos que quedan dentro de mi, pero está.

- ¡No es justo! - gritó Stef sacándome de mis pensamientos. - ¡Ha dicho que sólo objetos!

- ¡Oh venga ya, está clarísimo! - gritó Emily desde la otra punta de la clase.

<Ay Dios, otra vez no> pensé mientras me reía en voz baja.

- ¿Dónde ves la palabra "amor" en algún objeto? - gritó este de vuelta. - ¡Es qué estás loca!

- ¡Se ve por la forma en la que se miran, paleto! - espetó mi amiga enfadada. - ¡Lerdo!

- Oye, oye, oye que yo no te he faltado al respeto, tonta de los cojones.

- ¡Cálmate!

- ¡Ha dicho objetos deja de poner palabras que no son! ¡El amor no se ve a simple vista, no es un objeto, es un sentimiento abstracto, cateta!

- ¡Lámeme el culo! - gritó indignada Em mientras se sentaba y se cruzaba de brazos.

- Te encantaría. - contestó Stef riendo.

- Gilipollas. - murmuró Em provocando que todos se rieran.

Rodé los ojos mientras reía y seguí mirando mi dibujo. Bueno, no era exactamente un dibujo, sino mil rayas y curvas que no formaban nada. Recogí las cosas cuando vi que toda la clase empezaba a moverse y me levanté. Salí de clase sin esperar a nadie y caminé hacia mi taquilla. Dos horas y podía salir de aquí. En dos horas me iba y tendría vacaciones ya. <Gracias Dios>.

- Oye, ¡Ronnie! - gritó alguien detrás de mi.

- ¡Jackson! - grité emocionada.

Una sonrisa se formó en mis labios y corrí hacia mi amigo para abrazarle. Había pasado tiempo desde que no sabía nada de él. Sólo el mensaje y la poca conversación que tuvimos, pero hacía mucho tiempo que no le veía en persona.

- Dios, te echaba de menos. - murmuró en mi oído. - Pero mírate, estás más alta y todo. 

- Siempre me verás más alta si cuando vienes a abrazarme te agachas. - dije haciendo que Jackson explotará en una carcajada. 

IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora