⌗ IZUKU'S CONFESSION

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El día iba relativamente normal para nuestra protagonista

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El día iba relativamente normal para nuestra protagonista. Había terminado sus actividades pedagógicas para volver a su casa y continuar con su entrenamiento.

De por sí, ya estaba cansada. Quería parar el tiempo para dormir unos 6 años y luego continuar, pero el tiempo no espera, y no quería defraudar a Aizawa.

Suspiró. Ese día le tocaba volver sola a su casa, debido a que Kaminari estaba enfermo y no pudo asistir a clases. Desde ese momento supo que todo sería un 100% más aburrido.

Sacó de su casillero sus zapatos, se los puso y guardó los del colegio. Cruzó el umbral de la puerta para ir a su casa, sin embargo alguien la esperaba.

Al lado de la salida se encontraba el peliverde, quien al verla, inmediatamente actuó nervioso.

─Oh, Midoriya-kun, hola─ Saludó tranquilamente, con una pequeña sonrisa, la cual fue suficiente como para recordarle que estaba frente a ella.

─[T/A]-san... Hola─ Dijo con su boca más temblorosa que de costumbre.

─¿Pasa algo?─ Preguntó al notarlo un poco (muy) raro.

Midoriya se congeló por unos segundos, en los que pensó "Mejor no se lo digo" "Es muy pronto" "¿Siempre fue tan linda?"

Tragó en seco y negó con la cabeza, esperando que los pensamientos y emociones volvieran a su lugar.

─No, no. No te preocupes, n-no pasa nada─ Mordió su labio, mirando hacia abajo. ─Yo... tengo algo para decirte─ Su corazón latía a mil, sus piernas flaqueaban y su respiración estaba entrecortada.

La fémina lo miró extrañada. Siempre era vergonzoso y tímido, pero nunca había llegado a ese punto.

─¿Qué sucede?─ Buscó su mirada, sin embargo se rehusó a establecer contacto visual.

─Y-yo, eh...─

Estaba listo para decirlo. Tomó todas sus fuerzas. Abrió su boca, y...

─¿Puedo acompañarte a tu casa hoy?─ Dijo casi en un grito de lo emocionado y eufórico que estaba. Cuando se dio cuenta de lo que dijo, se dio un facepalm mental.

La chica miró sus cabellos verdes, los cuales resplandecían con la directa luz del sol y lo tornaban en un tono más marrón, al igual que sus grandes y lindos ojos, quienes estaban aguados por todos los sentimientos que estaba sintiendo.

Puso su mano en su cabello y lo revolvió un poco. Midoriya se sonrojó y sonrió.

─Claro que sí, arbolito─ Rió. Ella se sintió un poco aliviada de que fuera sólo eso y no algo más grave.

Midoriya se quedó pensando un momento. ¿Arbolito? Esa única palabra bastó para que se volviera aún más rojo.

 ¿Arbolito? Esa única palabra bastó para que se volviera aún más rojo

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