Diez.

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Desayuné como de costumbre a las siete en punto de la mañana. Mi hermana salió de viaje por unos negocios de mi padre, él no podía ir. Natsuo no tenía tiempo que no fuera otra cosa que no fuera trabajar, la soledad estaba volviendo a mi y eso me aterraba.

Salí en la rutina de siempre, llegué a la agencia con ansias de hacer alguna otra actividad que no fuera sacar a niños de los juegos públicos.

Alcé la mano en señal de saludo a todos mis compañeros, me alegraba saber que ya sonreían y hasta me preguntaban como he despertado, las primeras veces que pisé este lugar de regreso el ambiente era demadiado tenso, me daban ganas de vomitar.

Mantuve la compostura cuando debía ir al parque otra vez, cuando salí de la agencia me permití bufar y caminé hasta el dichoso parque, talvez si venían los niños no sería tan aburrido.

—¡Héroe basura!

—¡Kota, no digas esas cosas!

Me hubiera dado algo de risa, realmente hubiera sonreído si es que la segunda voz no hubiera llegado a mis oídos. Mordí mi labio y quise dar la vuelta y enfrentarla de cara.

Lo único que hice fue caminar un poco alejándome de ellos.

—¡Shoto!

Un agarré en mi pantalón me impidió continuar, Kota se puso enfrente mío y frunció el ceño y puso las manos en su cadera.

—¿Qué pasa, Kota?—. Pregunté poniéndome de rodillas a su altura.

Su postura cambió rápidamente, ahora sonreía nervioso y un pequeño brillo en los ojos.

—Eri ha estado muy triste—. Comentó, hizo una seña para que acercara mi cabeza y así lo hice, sus manos chocaron con mi oreja—. Aizawa no le ha dejado tener el gato.

Lo miré con sorpresa fingida, el realmente se veía muy entusiasmado contándome eso, y yo no iba a interrumpir.

—¿Dónde lo han dejado?—. Susurré de la misma forma.

—Ella lo tiene escondido en la lavandería.

Reí un poco, giré la cabeza aún sonriendo,  _______ tenía la boca un poco abierta, sus manos hacían puños a sus costados y sus ojos estaban cristalinos.

Tan pronto se dió cuenta de mi mirada sobre ella, corrió hacia el niño. Sus mejillas tomaron un color rosa y pude ver cómo si cuerpo tembló un momento.

—Buenos días—. Saludó con lentitud.

Ignoraría completamente todo lo que venga de ella, y lo haría hasta que mi corazón lo permita.

—¡Tía _______! ¡A Eri no le dejan tener más gatos!—. Dijo el más pequeño—. ¿Podrías tenerlo tú?

Ella río y acarició su cabello—. Estaríamos muy felices de tener un gatito más en nuestra casa.

¿Estaríamos? ¿Nuestra casa?

—Debemos volver a casa, llévale un regalo a Shinso y seguro acepta el gato.

El asintió y se despidió, quise formular alguna palabra pero ella pasó por mi lado sin siquiera dirigirme una sola palabra.

Mi pecho se volvió a sentir de esa forma jodidamente desagradable y lo único que quería hacer era gritarle por haberme roto el corazón y dejarme tirado en una oscuridad horrible sin darme alguna explicación o aunque fuera una disculpa.

Te maldigo ________ por haberme enamorado y seguirlo estando después de toda la mierda que me ocurrió.













































































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Coman bien y descansen.














Ramen. (Shoto Todoroki  y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora