| Prólogo |

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•⊱. Años Atrás .⊰•

-¿Estás segura, Melissa? --preguntó aquel chico.

--Sí, Christopher, sabes que me encantaría quedarme aquí, es un lugar hermoso y es todo lo que deseaba pero... No es para mí.-- explicó aquella rubia, jugueteando con el dige de su collar.

--Pero ¿qué haremos ahora? Se supone que tú eras la última de nuestra manada, la última elegida de la Piedra Lunar. --expresó con severa preocupación la hermana menor de Christopher, Alexa.

--Lo sé, pero debe haber otra que pueda reemplazarme en la manada, no es que no me gusta este lugar, pero no quiero abandonar mi hogar a los diecisiete, además, allá están todas las personas que amo y soy feliz allá. --bajó la mirada, apenada por no querer quedarse y dejarlos a todos y a la Isla.

Aquel ambiente se vio sumergido en el silencio total, ¿qué harían ahora si la última de la manada rechazó ser parte? Pero es verdad, ella es feliz allá y sería difícil dejarlo todo de un día para otro. De pronto, Eliza, una joven bruja revisó su antiguo libro de historia, buscando alguna solución al problema, y afortunadamente la había.

--Esperen. --llamó la atención de todos. --Creo que encontré algo. --sonrió, dando esperanza a la manada BlackMoon.

--¿Y qué es? --preguntaron todos a la vez, la joven bruja se acercó a ello con el libro abierto en las manos.

--Es posible que alguien más ocupe tu lugar en la manada, pero solo alguien de tu linaje; hijos, nietos, ya me entiendes. Pero no puede ser cualquiera... --hizo una breve pausa causando suspenso.--...La piedra tiene que elegir a esa persona, justo como supiste de nosotros, a través de sueños, esa persona tiene que ser buena de corazón, imaginativa y creyente en todo, malo o bueno, leal, en fin, tiene que ser digna de tener ese collar.

La expresión preocupada de todos cambió a una de esperanza, ¡había una solución!

--No se preocupen por eso, no dejaré que la manada BlackMoon le falte un miembro, no me iré de esta tierra sin que estén completos, es una promesa. --afirmó Melissa.

--Sé que lo harás, siempre cumples tus promesas. --dijo Christopher con una sonrisa sincera, se acercó a la rubia para darse un abrazo cálido y lleno de amor al que se unieron todos los presentes, a manera de despedida, ya que a lo lejos se escuchó el cantar de una sirena que alertaba que un barco se acercaba a ellos.

--Esperen. --habló nuevamente la rubia. --¿No habrá problemas con los rescatistas cuando salgamos de la isla?-- preguntó.

--No te preocupes, olvidarán todo cuando se vayan, yo me encargo. --habló Melody, la sirena, señalándose a sí misma con su dedo índice.

Melissa les dedicó una sonrisa a todos, ya que sería la última vez que los vería, finalmente el barco llegó a la orilla de la hermosa playa de aquella isla, dos hombres salieron del barco para admirar el lugar, ya que nunca habían presenciado algo tan hermoso y mágico como aquel lugar donde se encontraban, prontamente aquella chica que llegaron a rescatar se les fue acercando para subir al barco e irse a casa, dedicando la última sonrisa a sus amigos quienes se despedían de ella alzando la mano en el aire moviéndola de un lado a otro.

--Yo los guiaré a la salida. --habló la sirena quien se asomó a la cubierta para hablar con uno de los rescatistas, aquel hombre quedó asombrado al ver a la criatura mitad humana mitad pez. Una vez todos listos, encendieron el motor del barco y este comenzó a avanzar sobre las olas del tranquilo mar cristalino siendo guiados por la misteriosa criatura del mar, alejándose de la isla que la había albergado durante esos largos cinco meses.

--No les voy a fallar. --dijo nuevamente haciendo referencia a su promesa.

Pasó un buen rato, casi una media hora para ser precisos, el barco de rescate llegó a lo que era una espesa niebla de colores como la galaxia, Melody nado hasta donde estaba Melissa para decirle lo siguiente.

--Cúbrete los oídos para que no olvides nada. --luego, nadó hacia el hombre que estaba al frente del barco. --Sigan en línea recta y no se preocupen si el mar se pone algo agresivo, eso quiere decir que se están acercando a su destino. --pronunció las palabras, viendo directamente a los ojos de aquel hombre mientras los suyos brillaban a manera que hipnotizaban los ajenos. Esta retrocedió, quedando detrás del barco para proseguir a cantar, aquella melodía era hermosa, fina y... mágica.

El barco avanzó a través de aquella niebla y pasó todo lo que había dicho la sirena anteriormente. Luego de una hora, el barco llegó a su destino, al puerto de donde había salido en busca de la jovencita perdida para entregársela a sus padres.


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Magic Island ☪ The Last MoonstoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora