Aprendiendo a Montar

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A partir de ese día noté un gran cambio en los salones del castillo, aparecieron arreglos florales que alegraron y dieron calidez a las habitaciones de piedra. La señora Mizuki me había comentado que cuando llegaban los amigos del señor Li, se realizaban muchas fiestas y algunas contaban con invitados especiales como algunos parientes del mismo Emperador, lo que me sorprendió bastante.

También tenía ahora compañía y competencia en el tiro al blanco, a veces llegaba al patio y el señor Li me estaba esperando, después yo lo empecé a esperar a él. Era una competencia implícita, ya que no decíamos nada, solo nos mirábamos, porque tal vez no era necesario decir nada. Teníamos técnicas diferentes, yo levantaba el arco delante de mí y él lo levantaba por el costado; pero ambos hacíamos lo posible por ganar.

Un brillante día después de una reñida competencia en que yo le había ganado con ventaja, Li me sorprendió con una propuesta.

-"Señorita Kinomoto, ¿sabe usted cabalgar?".

-"En el lugar donde vivo es muy raro ver caballos. Así que no he tenido la oportunidad de hacerlo".

-"Entonces la invito a cabalgar conmigo. Venga, acompáñeme."

Lo seguí hasta las caballerizas donde me esperaba un caballo negro que me pareció enorme. Lo miré asustada, pero detrás de él había una yegua de color rubio, recién ensillada. Los mozos de cuadra me ayudaron a subir y me dieron algunas indicaciones, que no creí haber entendido del todo.

Li se subió en el caballo negro y me indicó qué hacer para seguirlo. Moví las piernas pero mi caballo no se movía, al tercer intento lo conseguí y alcancé a Li. Nos movimos al trote, después de un rato me estabilicé en la montura y empecé a disfrutar del paisaje. A la media hora nos detuvimos en un claro del bosque, cuando lo miré desde el suelo lo reconocí en seguida, era el lugar donde nos habíamos visto por primera vez. Comencé a cruzar los dedos y hacer promesas para que no se acordara.

-"Este es uno de mis lugares favoritos en este bosque, a veces me recuesto bajo ese gran roble y me quedo dormido. Es realmente agradable despertar bajo la luz de las estrellas".

-"Podríamos venir un día y quedarnos a dormir" – se me escapó ese absurdo comentario – "a Maylin le encantaría." – me había puesto roja pero él no me estaba mirando.

-"Hay un arroyo bajando por esa pendiente, cuando éramos niños nos bañábamos desnudos con Eriol. Nos hubiese visto las competencias de nado que hacíamos, mis hermanas nunca pudieron competir contra nosotros." – Me quedé helada, me estaba hablando acerca de su familia como se hace con un amigo de confianza, y era la primera vez que le escuchaba mencionar a sus hermanas.

-"¿Usted siempre ha vivido en el castillo?".

-"Toda mi vida. Tal vez ya sería tiempo de moverme, como Eriol que viaja constantemente, tiene varias villas en lugares que nunca he visitado".

-"Tal vez podría hacerlo. Es un hombre muy joven".

-"¿Vendrías conmigo?" – me dijo muy serio. Y yo lo miré porque creí escuchar mal.

-"¿Cómo dice? - Le pregunté. Y su respuesta fue una sonora carcajada.

De vuelta me dijo que si estaba dolida por la montura me podía ir con él en su caballo y llevar al mío amarrado. Me pareció una excelente idea porque había montado así con Eriol y había sido muy cómodo, sólo dejarse llevar. Nos subimos a la montura y emprendimos el regreso. Me sentía muy segura y abrazada por él, el camino se hizo muy corto.

Llegamos al castillo y en la entrada nos esperaba la señora Mizuki para avisarnos que los invitados ya estaban aguardando en el pueblo, para que enviaran los carruajes.

Una vez en la casa, Li me dijo amablemente que mientras los invitados permanecieran en su casa, habían acordado con Eriol que yo sería presentada como la maestra de Maylin. Me pidió disculpas y me prometió que mis rutinas no sufrirían ninguna alteración. Al principio no le entendí, pero después pensé en nuestra sesión diaria de Kyudo.

-"Señorita Kinomoto, le agradezco por acompañarme en este día"

-"Yo le agradezco porque ahora puedo incluir en mi curriculum la habilidad de cabalgar"- claro que lo dije sin pensar, porque me ponía tan nerviosa con sus miradas profundas.-"Quiero decir que le agradezco por enseñarme algo que no sabía"- me apuré en rectificar.

En ese momento se abrieron las puertas principales del salón y entró una hermosa chica rubia vestida con ropa occidental que corrió hacia Li y lo abrazó con fuerza.

-"¡Shaoran!, te he extrañado tanto...No hallaba la hora de llegar. Por qué no has ido a buscarnos al pueblo... Quiero ver ya a la pequeña Maylin, debe estar hermosa..."

Me invadió una sensación de nostalgia provocada tal vez por la cercanía que esa muchacha demostraba con el señor Li, a quien yo todavía no podía considerar como un amigo. Así que me retiré con calma, sabía que ellos en su abrazo no notarían que me marchaba.

Cuando llegué a mi dormitorio me encontré con un gran paquete encima de la cama, lo abrí con curiosidad, contenía dos hermosos vestidos de baile, uno era esmeralda con tonos azulados y el otro de color rojo con bordados de seda. Jamás en toda mi vida había tenido la oportunidad de lucir unos vestidos como esos.

Me recosté sobre la cama y repasé los sucesos del día, era yo o me estaba pasando películas, pero sentía que había una fuerte atracción entre nosotros, lo había sentido antes pero hoy mientras competíamos en kyudo creí que él me besaría, justo antes de invitarme a cabalgar. Y mientras cabalgábamos de regreso sentía su calor y su corazón bombeando a mil latidos en su pecho. Sus ojos profundos me habían mirado muchas veces, me había encontrado con sus ojos que me observaban y recorrían mi cuerpo. Recordé la broma del sastre acerca de mis piernas. Necesitaba mirar su retrato y me volví a recostar mirándolo. Tenía que hacerlo, tenía que aprender de mis errores.

-"Sakura, llevas mucho tiempo esperando que el joven Yukito se declare, es demasiado tímido".

-"Qué puedo hacer Tomoyo, no lo quiero espantar".

-"No se va a asustar amiga, tú hazme caso y háblale de tus sentimientos, o sólo bésalo".

-"Lo intentaré".

Cuántas veces tuvieron esta conversación con Tomoyo, pero ella no se decidió a arriesgarse y el joven Yukito Tsukishiro un día llegó de la mano de una chica del club de Kyudo. A las semanas la chica lo invitó, le dijo que le gustaba y listo. A Sakura le había costado mucho superarlo porque se sentía culpable por no haberle hablado antes, y lo peor es que ella esperaba que fuera un entusiasmo pasajero, pero no fue así. Al año se retiró del club de kyudo para dejar de ver a la parejita que todos parecían adorar y tiempo después, se encontraron en la calle. Entonces Yukito le dijo sin anestesia que él había estado enamorado de ella por años, pero que las cosas nunca se le habían dado y que justo en ese proceso había conocido a esta chica. Sakura quedó devastada.

Pero ahora lo recordaba sin lágrimas como una experiencia lejana que la había llevado a esta nueva etapa. Le gustaba Li Shaoran, le gustaba mucho, lo reconocía y sabía que podía salir lastimada porque ella era sensible. Pero se iba a arriesgar, estaba dispuesta a correr ese riego, sólo cuidaría su corazón para no volver a sufrir como lo hizo antes por una tonta ilusión.

Llamaron a la puerta y dije "pase", pensando en la señora Kaho, pero fue Li quien entró. Me levanté rápidamente ocultando el retrato en mi espalda y nos miramos profundamente.

-"Yo, he venido a ver cómo se encontraba, abandonó muy rápido la sala".

-"Sí, es que tenía muchos deseos de hacer pipí" - nos largamos a reír ante el comentario y la atmósfera se aligeró.

-"Señorita Sakura, quiero que usted participe como una invitada más, por favor, usted es la invitada principal del castillo." - tenía sus ojos encendidos de pasión.

-"¡Señor Li!"- me sorprendió su vehemencia y me sentí arder.

-"Lo lamento, nos vemos en el almuerzo".- Salió entonces de la habitación dejándome completamente alterada.

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