Entonces me di valor y saqué el anillo del cajón, me lo puse rápidamente en el dedo para evitar arrepentimientos de última hora y con gruesas lágrimas saliendo de mis ojos formulé mi No deseo.
-"¡Bravo!" -miles de aplausos y yo parada en medio de un salón del restaurant con Tomoyo a mi lado y las serpentinas de papel cayendo a mi alrededor.
-"Sakurita, te quiero, te quiero miles amiga, espero que seas muy feliz"!
-"¡Este tiene que ser el año, amiga"!
Sentía los abrazos y esas palabras de felicitaciones, pero mi espíritu lloraba amargamente por haber regresado y haber dejado atrás a Shaoran.
-"Sakura, tienes los ojos llenos de lágrimas, ¿quieres que vamos al baño?"- Me dijo Tomoyo con cariño.
-"Si, por favor".
En el baño me miré al espejo, me encontré demacrada, tenía unas enormes ganas de llorar pero no podía hacerlo porque asustaría a mis amigos, me podrían llevar de urgencia médica para revisión por ataque de llanto, porque creí que si empezaba ya no podría parar.
Me metí a la cabina y pensé rápidamente en que no volvería a ver a Eriol y Kumiko, la pequeña Mai. Y principalmente a Shaoran.
-"Tomoyo, ¿tú crees que nos podamos ir luego?, tengo muchos deseos de ver a papá."
-"Comemos la torta y le pido a Koushirou que nos vaya a dejar. ¿Te parece?"- entonces me acordé que me había negado a probar alimentos durante todo el día y me fui rápidamente a comer un gran trozo de pastel. Me obligué a tragarlo aunque en la boca lo sentí con sabor a desengaño.
En casa nada había cambiado, papá estaba muy bien y de excelente ánimo, me trajo regalos que no le había pedido por mi cumpleaños, mientras que mi hermano y su novia llegaron el día siguiente a pasar el día con nosotros.
Estando sola en mi habitación me permitía pensar en la vida que había llevado en un Japón de otra época. Recordaba mucho a Shaoran, pero era uno no real, el que yo había idealizado producto de mi amor y de mi imaginación. Me sorprendía a mí misma, durante gran parte del día en diálogos con él, me imaginaba las cosas que le diría de tenerlo otra vez frente a mí.
Lo peor era por las noches, cuando las muchas pesadillas que poblaban mi inconsciente tomaban vida para atormentarme, en la mayoría aparecía Shaoran, ese personaje que yo no conocí que seducía jovencitas y las embarazaba para después abandonarlas.
A veces, me encontraba nuevamente en el castillo cuando las luces de los pasillos ya se habían apagado y yo caminaba buscando a Shaoran. No se veía nadie ni se escuchaban sonidos, estaba todo en completo silencio. Caminaba con cuidado de no hacer ruido hasta llegar a pararme frente a su puerta. Rogando porque no hubiera puesto el seguro. Tomaba la aldaba y empujaba la puerta.
-"Shaoran... Shaoran..."- Alguien se dio una vuelta en la cama y me acerqué con seguridad.
-"¿Te quedaste dormido?"- le pregunté con confianza. Y entonces una voz femenina me habló con rabia desde la cama.
-"¿Qué haces aquí? ¡Sal inmediatamente!"- Me asusté pensando que me había equivocado de habitación, pero entonces la mujer se levantó y me dijo – "que pena que te enteres de esta forma" –se rio en mi cara y me dijo – "¡vete!"-
Desperté asustada y transpirando. Sin embargo, ese tipo de sueños poblarían mis noches durante mucho tiempo. A veces era mucho peor, porque soñaba con un sujeto que yo conocía y lo veía hacer el amor como me lo había hecho a mí a una mujer que no era yo.
De a poco me fui haciendo a la idea que había regresado para quedarme y que debía adaptarme cuanto antes. Los días eran muy largos y yo hacía de todo para mantenerme ocupada y no pensar tanto, pero aun así era como una rebelión de mi conciencia que me lo traía de regreso y no me dejaba olvidar.
Papá tenía planeadas unas pequeñas vacaciones de sorpresa, así me dijo. Iríamos también con Touya y Yoko, su agradable novia. Pensaba que ese viaje me haría tener una nueva perspectiva de lo que había vivido el último tiempo.
Conforme los días iban avanzando, me sentía más animada e intentaba llorar menos, pero en las noches solía pensar todavía en Shaoran, el hombre que yo había amado.
Unas semanas después de mi llegada, Tomoyo me invitó para ir de compras, se quería comprar una nueva cámara de video que tenía mejor resolución y no sé qué otras funciones adicionales. Nos fuimos hasta el autobús para coger luego el tren bala. Era un día precioso, no estaba tan caluroso y hasta las personas a nuestro alrededor parecían compartir nuestra alegría.
Cuando nos sentamos en un local cerca de un parque, Tomoyo me miró a los ojos y tomando una de mis manos, me dijo –"Sakura, a ti te pasa algo."
Negué con energía para disipar sus sospechas, pero sé que Tomoyo es la persona más perspicaz de Tomoeda, porque en su tiempo estaban Eriol y Kumiko.
-"Estás muy extraña amiga, desde el día de tu cumpleaños."
-"No, es sólo que me ha dolido la cabeza, me preocupan los resultados de los exámenes y tal vez Touya se case."-le solté todas esas ideas para distraer su atención, pero nada dio resultado.
-"Está bien. No tienes que contarme, pero si necesitas que alguien te escuche, sabes que puedes contar conmigo, como siempre."- ella sabía cómo hacerme hablar.
-"Está bien, te lo diré."
Estuve hablando más de una hora de lo ocurrido, evitando mencionar a la única persona que me haría romper en llanto. Tomoyo por su parte me escuchaba con tanta atención, parecía no querer perderse ningún detalle, no puso en duda ningún aspecto de mi relato. Así pude darme cuenta que ella no tenía sospecha alguna acerca de lo ocurrido.
Cuando terminé igual vertí unas lágrimas que sequé con la servilleta de papel de la heladería, mi amiga me abrazó como sólo ella sabía hacerlo y me sentí inmediatamente mejor.
Los días pasaron y empezamos a planear las vacaciones con papá. Me dio risa pero el lugar escogido por Touya y Yoko, era el mismo que dibujara Kumiko y que esperaba visitar este verano. Es decir que estaríamos en el mismo lugar pero en tiempos muy diferentes en la playa Yonaha Maehama en isla Miyako.
Los malditos sueños se seguían enseñoreando de mis noches. Veía a Shaoran al borde del abismo, me llamaba, me pedía que volviera. Luego Kumiko me mostraba el diario de vida y me decía que eran injurias, que debía haber esperado a Li, que él me lo podía haber explicado todo. Desperté ahogada, llorando y llamando a Shaoran.
Partimos a la playa en un bonito día de Julio. Papá se quedó en la cabaña preparando todo mientras nosotros con Touya y Yoko salimos a recorrer el lugar. Era un paisaje precioso, el agua era transparente y las arenas blancas, no andaba mucha gente, así que me fui derecho al agua y me instalé con mi flotador.
Estuve unos veinte minutos bajo el sol y cuando me dio sed me salí del mar para beber agua de mi botella, pero no encontré a mi hermano. Lo busqué y lo llamé pero no estaba, quizás habían regresado a la cabaña dejándome sola. Me dio mucha rabia con él porque no fue capaz de avisarme para volver con ellos. Entonces decidí también volver, tenía mucha sed y algo de hambre.
Empecé a caminar hacia las cabañas, pasando por entre las personas que se reunían en el borde costero esperando su turno para practicar esquí acuático, cuando alguien me reconoció.
-"¿Cómo estás, Sakura?"
Lo miré asombrada porque aparte de mi familia, no pensaba encontrarme con nadie en este turístico lugar. Levanté mis lentes de sol y casi me desmayo por la impresión.
-"!ERIOL!, pero ¿cóoomo?"-grité demasiado fuerte porque algunas personas se voltearon a mirarme.
-"¿Te he dado un gran susto, verdad?"
-"Pero... cóomo... no entiendo... yo... "–totalmente en contra de mi voluntad, comencé a llorar y lo abracé con fuerza.
-"¡Oye tú, qué le haces a mi hermana!"- escuché decir a Touya, que me soltó de inmediato del abrazo que le daba a Eriol.
-"¿Y Shaoran... está contigo?" – le pregunté con esperanzas a pesar de la evidente molestia de mi hermano que se ubicó en medio de los dos.
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Puedes quedarte el Tiempo que quieras...
FanfictionEs el cumpleaños de Sakura, ¿ pero què ha ocurrido? porque ahora se encuentra desnuda a la sombra de un enorme àrbol y un desconocido la apunta con una ballesta.