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- Hebe, coloca los cubiertos en la mesa, los González vendrán esta noche con su hijo.

- ¿Lucas traerá a Esperanza?

- No, será una noche especial de familia, daremos un anuncio importante y ella aún no es oficialmente parte de la familia.

- Esta bien madre.

La pequeña obedeció rápidamente a su madre y al terminar, espero el regreso de su padre y hermano cerca de la puerta principal, no pasaron ni 5 minutos cuando la puerta fue abierta por el padre de familia, quien, con los brazos abiertos, recibió a su pequeña hija.

- Pero miren nada más, la pequeña princesa pronto me alcanzará, me estoy volviendo viejo.

- Aún no papá, solo he crecido 2 centímetros este año.

- No pierdas las esperanzas pequeña, serás tan alta que tu hermano te verá hacia arriba.

- Tampoco quiero ser tan alta, me gusta como soy, no quiero crecer.

La pequeña fue colocada en el suelo con cuidado mientras se hacia a un lado para que su hijo entrara, los dos hombres miraban con tristeza a la pequeña castaña, el joven la abrazo con cuidado, escondiendo su cabeza en el cuello de la menor, que a su vez sentía como su hombro se mojaba de a poco, los temblores en el cuerpo de la menor fueron en aumento contagiando a su padre, aunque este evitaba mostrarse emocional para darle fuerza a sus hijos, a el abrazo de los pequeños se les unió el mayor.

El padre y su hijo no eran tontos, sabían muy bien que la pequeña ya estaba enterada de lo que sucedería esa noche, querían cumplir el capricho de la niña, realmente deseaban que la pequeña nunca creciera y realizara sus sueños, pero muy en el fondo sabían que la razón la tenía su madre.

En aquella época, ser mujer era difícil y si tenían que sacrificar su felicidad por su seguridad, lo harían una y otra vez porque ella siempre sería la pequeña princesa de aquel hogar.

- Que bueno que llegan, la comida esta lista y los González llegarán pronto, será mejor que se cambien para recibirlos correctamente.

- Claro querida, Lucas acompaña a tu hermana a su habitación y dale nuestro obsequio.

- Claro padre.

El chico se limpió el rostro rápidamente antes de que se madre se diera cuenta de su estado y tomó de la mano a su hermana para dirigirla hacía su habitación ante la atenta mirada de su padre, procurando distraer tanto como pudiera a su mujer, una vez dentro, tomo a la pequeña entre sus brazos dándole un fuerte abrazo, como lo había hecho antes en la puerta de su hogar, pero la pequeña lo sentía que este era distinto, le pareció que su hermano se estaba despidiendo de ella.

- Lo siento tanto pequeña.

- No es tu culpa hermano, los dos sabíamos que este momento llegaría tarde o temprano.

- Pero no debía ser tan temprano, eres aún muy pequeña.

- Hermano... -. La pequeña se separo del abrazo poco a poco para poder tomar con delicadeza entre sus dos manitas el rostro de su hermano, este trataba de evitar la tierna mirada de su pequeña mientras se hincaba de a poco frente a ella pero al final se rindió y comenzó a soltar suaves lagrimas, mientras la castaña las limpiaba con un pañuelo de tela suave que había sacado hace poco de uno de los bolsillos que tenía su vestido.

- Recuérdalo Be, siempre serás nuestra pequeña, pase lo que pase tendrás nuestro apoyo.

- Gracias Lu.

- De nada princesa, ahora que lo recuerdo, entre papá y yo escogimos un vestido que se te verá precioso para esta noche.

El joven se levantó mientras se limpiaba los restos de lágrimas de su rostro con el dorso de su mano y sacaba una caja mediana de una parte escondida de la habitación de la chica, y de esta misma un lindo vestido algo elegante para la ocasión.

Detrás de un libro [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora