La mañana había pasado como debería, según palabras de sus mismos amigos, Be ya no se sentía tan atrapada después de saber la verdad detrás de la sobre protección de su amigo alado, las pequeñas criaturas que habitaban el lugar seguían dándole visitas cotidianas como se les tenía encomendado por su líder, aunque lo hacían más para estar cerca del único humano que no les tenían miedo.
A pesar de las palabras de aquel sujeto del puesto de impresión, la chica no se dejaría vencer por su falta de tacto y por decirle débil, era una chica fuerte, si su madre no le había quitado aquel gusto de seguir escribiendo sobre sus preciadas historias, un desconocido tampoco lo haría, sus amigos la apoyaban siempre y eso era suficiente para ella.
- Señorita Be, ¿Se encuentra bien?
Un pequeño duendecillo de los arboles cercanos a su hogar estaba mirando a la castaña con mucha curiosidad, su pueblo hablaba mucho sobre aquella humana que no les temía y que sin lugar a dudas todos sabían que el mismo príncipe de los sustos cuidaba, por lo que, sin decirle a nadie, se escapo de su hogar para verla mejor, ocasionando así, que él mismo terminará visitándola un buen rato, claro que antes de que cayera la noche por completo, pues era muy joven y sabia de los peligros que podría traer si estaba fuera de su hogar a esas horas del día aún llevando bastante tiempo viviendo ahí.
- Claro, todo esta bien, ¿Por qué lo preguntas pequeño?
- Es solo que... bueno, se encuentra más distraída de lo que estaba esta mañana.
- Si es eso no quisiera agobiar más a la señorita, podría dejarla descansar, al príncipe le preocuparía si usted no descansa cómo es debido.
- No me agobias pequeño, pero tal vez tengas razón, no creo que a los tuyos les guste que pases la noche aquí, pronto oscurecerá más y no se si a ellos les preocupa tu ausencia.
- Esta bien señorita, la veré mañana, pero prométame que su sonrisa estará presente mañana que vuelva.
- Lo prometo.
El pequeño duendecillo bajo del lugar donde estaba, cerca de una linda flor en el porche de su hogar, y comenzó a caminar mientras agitaba su mano despidiéndose de su nueva amiga, hasta que esto no se vio más por la vegetación de su hogar, Be se encamino a la silla que había colocado en ese lugar para más comodidad al escribir y se sentó, admirando como poco a poco se oscurecía en aquella zona.
No pudo evitar que los recuerdos de hace algunos días atrás volvieran a su mente. Algunas semana después de su visita al pueblo, ella se encontraba viendo con atención la convivencia que tenían las criaturas del bosque unas con otras, sin darse cuenta que la noche ya había caído y un nuevo susto se había posado a sus espaldas.
- Buenas noches señorita humana.
- Buenas noches señor...
- Disculpe mi falta de modales, es solo que la costumbre de verlos corriendo con mi sola presencia me ha quitado algunos hábitos pero me presento, soy el señor Bernal y veo que aquellos sustos no le temen.
- Soy Hebe, y respecto a su comentario, no veo razón porque deban hacerlo, soy inofensiva.
- Los humanos no lo son, todos están llenos de codicia, son tramposos y traicioneros, solo ven por su bien sin medir las consecuencias de sus catos.
- ¿Tiene algún problema conmigo?
- No con usted señorita, la humanidad es el problema, me han hablado de usted y solamente quería confirmar todas aquellas palabras.
- Espero no ser una decepción para usted.
- Para nada, es más de lo que espere encontrar pero me temo que su rostro tiene una mueca de preocupación, y su atención no esta centrada en escribir desde hace algunas horas o acaso ¿Me equivoco?
- No señor.
- ¿Puede contarle a este viejo lo que atormenta su mente?
La joven castaña sentía que podía contarle todos sus problemas a aquel hombre, con la falta de luz podía observar muy poco de él, su cabello tan largo y sus ojos algo brillantes eran las únicas características tan claras visibles a simple vista, separo su mirada y acepto la mano que le tendía con un poco de vergüenza, juntos comenzaron a caminar por el largo camino de aquella sección del bosque hasta su hogar.
Pronto la platica se hizo a mena y comenzó a contarle sobre ella, su corta aventura hasta el que era su hogar actual, mientras él le confeso que era un vampiro entre muchos otros de su especie, estaban al cuidado del príncipe de los sustos, por lo que su presencia estaría rondando cerca de su residencia, no quiso mencionar su edad para no asustarla y al termino de su viaje no pude evitar aconsejar a la chica que ya tenía un poco de su aprecio.
- La vida es una querida, solo tú puedes decidir si vivirla como te lo ordena una sociedad monótona o como a ti te gustaría. -El hombre se paro frente a ella, observando detenidamente aquellos ojos tan inocentes y el calor que alguna vez tuvo en su cuerpo. - Solo piénselo, es un consejo que este pobre susto le puede ofrecer por ahora.
- Se lo agradezco de corazón, ahora me doy cuenta que es un hombre amable y si algún día necesita algo, no dude en acudir a mí, cualquier susto es bienvenido a mi hogar si no tiene malas intenciones.
- Gracias señorita, como había dicho, estaré a su cuidado, por lo que, cualquier cosa que necesite, estaré cerca de su residencia, solo diga mi nombre y apareceré donde usted este.
~ ° ~
- Él tiene razón, la vida es una y debo luchar por mi cuenta si quiero conseguir lo que tanto he esperado.
Sin siquiera detenerse a pensar un poco, salió corriendo hacia su estudio, tomo una de las tijeras que ocupaba para su pasatiempo y comenzó a cortar mechón por mechón mientras se posaba frente al espejo, su larga cabellera se volvía cada vez más pequeña y la preocupación de las criaturas que la vigilaban a través de la ventana se volvía más grande, unas cuantas fueron por ayuda mientras las demás se quedaban a cuidarla desde lejos.
- Si Be no puede hacerlo siendo mujer, tendré que hacerlo siendo lo que la sociedad espera, nadie puede negarme la publicación de mis libros.
Unos cuantos golpes en la puerta de entrada hicieron que la joven chica corriera a abrir, encontrando en ella a un Kelpie algo preocupado con algunas otras criaturas que se encontraban cerca de su hogar igual o más preocupadas que el mayor.
- Señorita Hebe...
- Buenas tardes Sir Kelpie.
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Detrás de un libro [TERMINADA]
FanficLa vida de un escritor es difícil, desde la inspiración, a la atrayente atención que debe ocasionar su trabajo en los espectadores, pero ¿Qué tan difícil será para el escritor que vive de una imaginación fluida pero de un género contrario al estable...