Aunque le había mencionado a Herneval que al día siguiente visitaría el pueblo, esa pequeña petición se había aplazado más de lo previsto, tenía una semana desde su mudanza y entre las historias y sus pequeños vecinos, su tiempo se vio dividido no solo entre esos dos, al vivir sola y que su única compañía dentro del hogar pasara la mayor parte del tiempo fuera, tenía que valerse por sí misma.
La recolección de su comida, cuidar el pequeño huerto del jardín (un regalo de parte de sus vecinos del bosque), lavar su ropa, cocer nueva, entrevistar a sus amigos, entre otras tareas más, consumían su día, aunque últimamente dudaba si realmente no era su amigo emplumado quien enviaba a todos esos sustos para entretenerla.
Pero ese era el gran día, Hebe estaba decidida a visitar el pueblo vecino y comprar lo que le hacía falta, con el dinero que le daba Herneval, era más que suficiente, tomo su canasto, se colocó su capa de viaje sobre su gran vestido verde oscuro y salió de su hogar, cerrando con llave la puerta.
El camino era un poco largo, pues debía atravesar el bosque, pero no tenía miedo, pues, las criaturas que ahí vivían ya la conocían y de cierta manera, le avisaban a su príncipe el estado de la castaña en cada oportunidad que tenían.
- Buenas tardes, Sir Luis.
Un pequeño duendecillo algo ya viejo se asomaba por el hueco del árbol en el que vivía, saludo de vuelta a la joven humana, para después, sentarse en la pequeña raíz y observarla con más detenimiento.
- Veo que trae su canasta jovencita, ¿Recolectará comida?
- Oh no, iré por fin al pueblo, debo comprar muchas cosas que necesito y hace poco me desocupe de las tareas diarias.
- Pero es un poco peligroso, y más para una tierna jovencita como usted, ¿No le gustaría que alguien la acompañe?
- No es necesario, solo compraré lo que necesito y ya, traigo mi capa más larga puesta, además, le prometí al príncipe que usaría en todo momento mi capucha.
- Esta bien, si el joven príncipe está de acuerdo con ello, no debo dudar de sus palabras, solamente tenga mucho cuidado, los humanos son seres con demasiada codicia en sus corazones, si se siente en peligro, no dude en correr hacia el bosque, los sustos la protegeremos.
- Se lo agradezco Sir Luis, debo irme, regresaré en poco tiempo.
- Que tenga un buen viaje.
El pequeño duendecillo siguió agitando su mano hasta ver como la joven humana se perdía por el inmenso bosque mientras se cubrió con su capa, por lo que una vez teniéndola más lejos, llamo a uno de los duendes más jóvenes y le hablo en un tono bajo, hasta que se posó a su lado.
- Comunícale al príncipe Herneval que la chica ha ido al pueblo.
- ¿Mando a alguien para que la vigile?
- No es necesario, Sir Kelpie ya se ha encargado de eso, solo entrega el mensaje lo más rápido posible.
- Entendido.
Como si se tratará del viento, el joven duendecillo se esfumo al segundo de pronunciar la última letra, dejando en aquel bosque a algunas criaturas preocupadas por la forma en la que respondería el príncipe hacia ellos una vez se enterará que habían dejo ir tan fácilmente a su invitada.
- Seguramente nos coloque un castigo como la última vez.
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Detrás de un libro [TERMINADA]
أدب الهواةLa vida de un escritor es difícil, desde la inspiración, a la atrayente atención que debe ocasionar su trabajo en los espectadores, pero ¿Qué tan difícil será para el escritor que vive de una imaginación fluida pero de un género contrario al estable...