Akabane Karma era conocido por estar en la clase E y su peculiar personalidad. Sin embargo desde que repentinamente ella llego, esa perspectiva de el empezó a cambiar.
"Estás sacando un yo completamente diferente." Su personalidad única lo definía a...
Cuidadosamente acariciaba sus cabellos en círculos, una corriente eléctrica paso por su abdomen para luego levantar la vista, sus obres se cruzaron.
— Escuché que ganaron en baloncesto. Ayer, ¿cierto?
— Si. Yo escuche que ustedes ganaron el partido de exhibición.
— Si. Aunque me hubiera gustado ir a verte —sonrió, guiñándole el ojo.
— Tus compañeras...son muy agresivas... Y por cierto ¿que tienen con los pechos grandes? Una chica de cabello verde me estuvo persiguiendo por todo el lugar porque quería golpearme por razones que desconozco, y grito "Abajo los pechos grandes, mueran."
Karma rió.
— Kayano si hablo enserio cuando dijo que estaba enojada.
— ¿Así se llama?
— Si. No te golpeó, ¿verdad?
— No, pude librarme al tirarle un balonazo —sonrió.
— Y tu las llamas agresivas —rió.
— Fue en defensa propia. Pero se encargaron los chicos de las demás —soltó retándole importancia.
— ¿Los chicos? —alzo una ceja, confundido.
— Soy algo popular ahí, ¿sabes? tengo algunos admiradores —sonrió, divertida.
— Ah... Tengo competencia, no lo sabía gracias por decirme.
Ella rió.
— ¿Porque ese ceño fruncido?
— ¿Qué-
— Karma. Eres muy extraño...adorable, rebelde, antipático cuando quieres y sobretodo una persona muy única —finalizó, acomodando un mechón de su cabello detrás se su oreja.
— ...Oh.
— Creo que eres una de las primeras personas que conozco con la cual podría mandarlo a la mierda hoy y no tendría rencores conmigo mañana... Puedo decirte muchas cosas y no tengo miedo de ser juzgada porque...porque eres tú.
Se sorprendió al ver cómo su mirada se perdía de pronto. Parecía que no estaba con ella por unos momentos.
— Eres la primera chica con la que puedo bromear sin temer a que me odie o que me guarde rencor al día siguiente. Adoro las expresiones en tú rostro, y me gusta que seas tan llamativa, me encanta que puedas por un momento ser una niña mimada y de pronto: eres una delincuente juvenil que no le importa nada —sonrió. Esta vez sí la estaba mirando directamente—. Adoro que tan solo mencionar tu nombre me siento extrañamente feliz...
— Me gusta que me molestes —confeso un poco sonrojada. Ambos estaban comenzando acercarse.
— Me encanta molestarte.
— Solo quiero que lo hagas conmigo —susurró avergonzada.
— Perdóname, pero no puedo evitar pensar otra cosa con ese comentario —rió mirando a un lado.
— ¡Karma! —exclamo sonrojada—. Cambiaste totalmente el ambiente...
— ¿Había un ambiente?
— ...Idiota.
— Me quieres.
— Lamentablemente... —confesó—, pero me siento extraña...
— ¿Extraña?
— Solamente...me siento rara...contigo...
Para eso estoy yo, para hablarte del amor.
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