Akabane Karma era conocido por estar en la clase E y su peculiar personalidad. Sin embargo desde que repentinamente ella llego, esa perspectiva de el empezó a cambiar.
"Estás sacando un yo completamente diferente." Su personalidad única lo definía a...
— ¿No te gusta el dulce?, que curioso —murmuró, pensativo—. Normalmente a las chicas les gusta.
— Solamente no me gusta. Además, así es más fácil para ti diferenciarme, ¿verdad?
— Ya eres fácil de diferenciar a pesar que me hayas dicho eso, ya destacas no te preocupes —sonrió.
— Oh —rió—. Que tierno.
— ...Cállate.
Ella aguanto la risa divertida y lo golpeó con su codo en broma. Karma, por su parte se sonrojó ligeramente y giró su rostro para que no pueda verlo.
— ¡Oh! Karma, Karma mira —señalo un local de comida rápida.
— ¿Tienes hambre?
— ¡Si!, ¿vamos a comer? —sugirió tomándolo de las manos.
— Vamos —sonrió entrelazando sus dedos.
La dueña de mi vida.
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Movía un pie y otro, balanceada su cuerpo al ritmo de la música mientras daba algunos giros con el bailarín. Mentalmente pensaba en los pasos acordados con su tutor, mientras a su vez disfrutaba del ritmo y de la pegajosa canción. Finalmente termino con un pequeño movimiento de caderas para luego dar una vuelta ayudada por su acompañante, mientras terminaba recostada en su pecho y él tomaba sus manos y las colocaba en su abdomen.
Los aplausos no tardaron en sonar.
— Excelente, ambos son extraordinarios. Tienen un buen dominio y una buena coordinación, pueden descansar —sonrió su mentor dándoles botellas de agua.
Ambos agotados tomaron sus botellas y bebieron de ellas. Se sonrieron entre ellos mismos, mientras se limpiaban el sudor en sus rostros con toallas color blanco.
— ¡Oye, __________! —lo llamó uno de sus amigos.
— Dime —se giró a mirarlo. El tomó aire y hablo.
— Te buscan —al girar su vista, vio a su amigo señalar a un chico alto y de cabellos rojos.
Sonrió divertida y se acercó.
— Karma —saludo. Él la miró.
— Vaya pensé que era mentira eso que estabas aquí, que interesante —sonrió.
Ella rodó los ojos y lo miro desconfiada.
— No creo que estés aquí solo para conversar.
— Estás en lo correcto —sonrió—. Salgamos, te envío a comer.
— ¿Tú? —repuso sorprendida.
— No es la primera vez.
— No, pero normalmente vamos a un restaurante de comida rápida...estás demasiado formal para ir a ese lugar —acusó, mirándolo de arriba a bajó, luego tomo su blusa y la estiro—. Yo no estoy arreglada.
— Éstas bien.
— ¡No! Si no me dejas mínimo una hora para arreglarme no iré.
— ¿Una hora? —suspiró—. De acuerdo, solo si vas.
— Si, si, si. Ahora vete.
— ¿Eh? ¿porque?
— Debo ir a comprar algunas cosas ahora, solo envíame un mensaje diciendo en dónde nos vemos —dijo, sosteniendo su botella de agua para colocarla en su frente.
— Te acompañó.
— ¿Seguro?
— Si vamos, quiero pasar más tiempo con la prosperidad —sonrió.
Ella rodó los ojos.
— Pesado.
— Me adoras.
— No.
— Que cruel —sonrió—. Yo si te adoro.
— ...Muevete Akabane me haces perder el tiempo —murmuró sonrojada pasando por su lado.
Él soltó una pequeña risita sobre sus dientes, y luego solo aprecio lo bien que se veía a pesar de estar totalmente sudada y no con sus mejores atuendos.
— ... ¿Cuando...te darás cuenta?
Solo eres perfecta
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