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- Responde- mis cejas se fruncieron un poco.

Me miro con miedo, viendo que estaba perdiendo la paciencia.

- Usted, y su hijo tienen una relación unilateral-hablo rendido y con la vos temblorosa- su hijo siempre intenta llamar su atención, teniendo las notas más altas, ganando trofeos de todo tipo y como vio que eso no funcionaba, intento meterse en problemas. Pero usted ni siquiera fue a verlo cuando abrió los ojos por primera vez. ¿Como podría molestarse por ir a visitarlo ahora...?

-ya veo. Algo mas?- no me interesaba en absoluto los problemas familiares de este cuerpo.

-se-señor lo-lo siento. no hay nada mas. No se volverá a repetir el error de este humilde sirviente.- siguió arrodillado, esperando mis instrucciones.

Lo mire de reojo, e hice un ademan con la mano, indicando que ya se podía levantar.
Proseguí a levantar mi tenedor, sin prisa, pero fui interrumpido de nuevo.

-señor, se que es una petición absurda hacerla de mi parte, pero el joven amo, me ordeno que suplicara si era necesario, que pidiera por su nombre unas pocas palabras de usted para él. Y nunca más exigiría y seguiría sin quejarse de las clases que se le da, dando su mayor esfuerzo en cada una.

Mis ojos quedaron en el plato de comida sin dirigir la mirada en ningún momento asía mi lado. Me levante lentamente de mi asiento y me pare enfrente de el mayordomo.

-¿Desde cuanto trabaja aquí?- parecía que las palabras que había dicho segundos antes nunca hubieran ocurrido. Su expresión cambio 180º en una de clemencia y sumisión con un tono determinado a uno de horror puro. Parecía que se le había cerrado la garganta.

No hubo respuesta, ni ningun sonido alguno hasta que paso medio minuto, me quede observándolo con unos ojos afilados al cuerpo temblando.

-¿Quiere que pregunte de nuevo?

-30 años señor.

-mmm- mire a mi alrededor, luego dirigí la mirada de nuevo a Leonardo- interesante... ¿Donde se encuentra?

El mayordomo quedo en shock, y tardo en reaccionar por su asombro

-(nunca en mi vida, el amo, había preguntado por su hijo, hoy fue la única vez...) en la residencia que se encuentra en la ciudad H . Pero señor por q...

Camine despacio, sin esperar que terminara de hablar, y fui a la entrada principal. Reaccionando tarde Leonardo me perseguía mas atrás con torpeza

-señ...

- que traigan el auto.

Quedo unos instantes en silencio hasta que respondió

-claro, señor.
...

Me encontraba sentado en el coche en dirección, ha la residencia donde se alojaba mi supuesto hijo, mientras hablaba con Keisk 93.

-Estabas enterado de esto ¿No?

- Si, tengo todas las memorias de el cuerpo actual que se encuentra.- dijo 93, con una voz robótica.- pero lo que no encuentro sentido relacionarse con el niño que ni siquiera el propietario original le interesaba.

-¿Quien sabe?, capas nos pueda ser de utilidad.

-No se cual pueda ser. Es solo un niño.

-¿No te parece interesante?

-¿El que?

-El como hizo para que un anciano que estuvo con el cuerpo original desde que nació y conociendo su personalidad lo enfrentara por un niño de no mas de 11 años. Teniendo capas como consecuencia ¿El peligro de su familia?

- ...

- No perdemos nada en visitarlo ¿no?

Termino la conversación ahí, llegando a la residencia, bajamos de la limusina encontrando ante mis ojos una mansión no tan grande como la del propietario original, pero enorme para que viva un niño solo.
Camine despacio y entre. Adentro se encontraba demasiado vacío haciendo parecer mas grande el lugar, lo primero que veías al entrar era las escaleras enormes hacia el segundo piso, luego una mesa pequeña en el centro de la sala con decoraciones arriba y por ultima una alfombra con dibujos delicados en ella.

Mire solamente por unos pequeños segundos todo el lugar, hasta que se empezó a escuchar pasos apresurados. Por el ruido y la intensidad del choque contra el piso, se podía descifrar fácilmente que eran provenientes de distintas personas. Cuando por fin se detuvieron, los dueños de esas pisadas ya se encontraba frente a mi. Al bajar la mirada distinguiendo solamente a la primera persona frente a mi inclinándose 90º

-Disculpe la demora Amo, no esperábamos su visita, fue una inesperada y agradable sorpresa la que recibimos al enterarnos por los guardias de su llegada.

- mmm - fue lo único que pronuncie, observando a todas las personas detrás del hombre que apenas había terminado de hablar. Los analiza uno por uno; el primero con cabellera castaña y ojos de un claro verde, sin atreverse a levantar la mirada del suelo, en un estado de sumisión y timidez total. El segundo era una persona ordinaria con unos ojos marrones, con un pelo de color negro, mirándome directamente a los ojos, con un aura particularmente extraña, no le di importancia y mi mirada se dirigió al siguiente, rubio con ojos caídos asía bajo dando una apariencia amable, sin siquiera sonreír.
Luego de mirar a todos, volví la mirada hacia la primera persona ya levantada y mirando hacia abajo en signo de respeto, de su hombro caía una capa larga de cabello color castaño, sus ojos de un negro opaco miraban sin expresión alguna hacia mi dirección.

Mire a todos una vez mas, y pronuncie unas simples palabras.
- tu - señale al primer hombre que me hablo- guíame asía la oficina que tengo aquí.
El hombre se vio un poco sorprendido, pero no tardo ni medio segundo en reaccionar a la orden. Mientras los demás miraron un poco desconcertados.

- ¿ Como supiste de la oficina?

-mmm, eso es lo de menos, seguramente todas las propiedades que tenga este cuerpo tengan una oficina, con lo que me has dicho, siendo su hermana su primera obsesión, el trabajo ciertamente seria su segunda.

- Pero, no seria algo lógico que no hubiera ningún archivo ahí, quiero decir, nunca fue a visitar a su hijo.

- Eso seria incorrecto, no te parece la mansión antigua, ¿su modelaje?, ¿sus decoraciones? Esta mansión estaba antes que hubiera nacido el niño, capas que haya algo en la oficina que podría entretenerme, además, lo único que puede haber en esa oficina, aparte de esos documentos antiguos serian los horarios del niño, sus conductas, y todo lo que tenga que ver con el. Sus informes son obligatorios y como el propietario no quería ni ver a su hijo, los sirvientes lo único que podían hacer era poner toda esa basura en la oficina.

Paramos de caminar y el sirviente estaba dispuesto a retirarse al ver que no necesitaría mas de su ayuda.

- ¿Te di mi permiso?- me miro con sus ojos fijos en los míos, sin una pisca del respeto que me mostraba segundos anteriores, hasta parecía que me desafiaba con la mirada.

Se me escapa una media sonrisa, acercándome a paso lento hacia el hombre que tenia frente a mi. Extendí mi mano hasta tocar su rostro, en ningún segundo su expresión cambio, estábamos a centímetros el uno del otro, apreté con mis dedos su delgada mandíbula.

- Eres joven y hermoso- un susurro solamente audible para el se extendió con un aliento caliente hacia su oreja, mientras miraba todas las posibles reacciones inconscientes del otro, que ni siquiera el se daba cuenta que hacia, por ejemplo: como apretaba el puño derecho sin dejar que la sangre circule, como se expandía su sonrojo en su rostro blanco- seria una lastima, si te diéramos de comer a los perros ¿no?

Su mirada cambio a una de miedo. Me aleje dos pasos de el, apartando mi mirada de su persona dirigiéndome a la puerta de la oficina, sin siquiera darme vuelta le dije que se retirase.

Al entrar a esas cuatro paredes, me sentí incomodo. Algo extrañado toque mi pecho, esto es algo que no sentiría normalmente. Me duele el pecho.

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Capitulo 4 ya publicado. Si les gusta o no comenten.

Alma Defectuosa 001, Una Obsesión SilenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora