Capítulo 3

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A la mañana siguiente, el ambiente estaba extraño

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A la mañana siguiente, el ambiente estaba extraño. Durante el desayuno, Rusia y URSS no dejaban de compartir miradas mientras esperaban que USA y Jun bajaran.

Entonces, pequeños y delicados sonidos de pisadas llamaron su atención. USA venía con el niño mientras sujetaba su manita para evitar que se cayera. El más joven de la habitación saltaba los escalones mientras veía el piso. Cuando finalmente estuvo en el último escalón, USA lo soltó.

Jun caminó detrás de él hasta la cocina, donde se detuvo abruptamente en la puerta al ver a los mismos hombres del día anterior. Sus ojitos verdes se enfocaron en el que su padre dijo se llamaba URSS. Sus mejillas se pusieron rojas y solo atinó a volver a esconderse.

― Será mejor que entres si no quieres que se enfríe tu comida, Jun. ―USA lo llamó desde adentro.

URSS soltó una suave risa cuando el niño comenzó a caminar pegado a la pared, lo más alejado del soviético, mientras lo veía con una mezcla entre vergüenza y miedo.

La comida fue servida y no pasó mucho antes que comenzaran a comer. Un en ningún momento le quitó la mirada de encima al soviético, hasta que USA lo reprendió por tirar su comida.

« ¿Qué demonios?»

Era la única frase en la cabeza del estadounidense mientras veía a su hijo y URSS comer. No sabía si alguno lo hacía a propósito, pero era...raro, pues hacían las cosas al mismo tiempo.

Por ahora, estaba convencido de algo, URSS le había robado a su niño en menos de un día.

― Tenemos que solucionar éste tema rápidamente, América. ―Rusia le dijo cuando un salió de la cocina para ir por un libro de colorear―. Llamaré a mi presidente y organizaremos una reunión-

― No harás nada― el rubio se puso de pie―. Jun no tiene nada que ver contigo. Yo soy su padre, tú no.

― Soy el heredero de URSS. ― Se defendió.

― Pero no eres lo que fue URSS. ―Peinó su cabello―. Ninguno puede pedir nada sobre mi hijo porque quien se supone es su otro padre ya no tiene importancia en la actualidad.

Rusia frunció el ceño.

― ¿Y qué quieres que haga? ¿Dejarte con el niño?

― Técnicamente― el soviético interrumpió―. No podemos hacer nada. Mi tiempo como representación acabó y tú no puedes pedir derechos sobre...él.

― No voy a dejar que-

― Rusia.

― Papi ―Jun habló desde afuera― ¿coloreas conmigo?

URSS volvió la cabeza al niño esperando afuera de la cocina y sintió que su corazón se encogía. Le regaló una sonrisa y caminó hasta él.

― Yo colorearé contigo, tu padre está algo ocupado ahora.

― ¿Hay algo que quieras preguntarme?― URSS miró al niño con asombro  en todo momento, no terminando de creer que ese fuera su hijo, y por lo visto Jun estaba igual, pues en ningún momento dejó de verlo

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― ¿Hay algo que quieras preguntarme?― URSS miró al niño con asombro en todo momento, no terminando de creer que ese fuera su hijo, y por lo visto Jun estaba igual, pues en ningún momento dejó de verlo.

El pequeño pelinegro negó, pero casi de inmediato se retractó.

― ¿Eres el novio de mi papi?

El soviético tuvo la tentación de tomar al niño y abrazarlo de la ternura que le estaba causando. Con el poco tiempo que llevaba conociéndolo, se pudo dar cuenta de algo: Jun era muy tímido.

Se hubiese llevado bien con Moldavia y Armenia.

― ¿Crees que lo soy?

Jun volvió a enrojecer.

― ¿Eres mi papá?

URSS le sonrió y jugó con su cabello, haciéndolo volver a sonrojarse.

― Eso tendrás que preguntárselo a tu papi.

― Eso tendrás que preguntárselo a tu papi

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