Un mundo normal, donde 2 formas de vida inteligentes conviven con armonía y paz, pero su unión es puesta a prueba, mediante una extraña y desconocida infección viral, que arrasa por completo con una pequeña parte del mundo.
Ahora, un chico y una chi...
*Horas habrían pasado, desde que los chicos aterrados sobre aquella nueva situación tan desfavorecedora, lograron encontrar aquel edificio que decidirían usar cual si fuera una base, ya para ese punto pasaron como 3 días y poco mas, desde que se identificó al primer infectado, y ya todo estaba hecho un verdadero desastre, Kurumi, Sasayaku y Hinode se habían despertado debido a los rayos del sol mañanero que les daba directo en sus rostros, aquella tenue luz amarillenta salía por el horizonte cubierto de edificios muertos y desolados, ya eran como las 9 A.M, a pesar de su tranquila siesta, estos esperaban más que nada los gruñidos y rasguñitos de los Kansen sobre la gran puerta principal de la universidad, que no era más que un metálico y anticuado aunque pesado y resistente portón pintado de negro, pero extrañamente para ellos, nada había pasado, ni un solo sonido se escuchaba al otro lado, por lo tanto los 3 al darse cuenta de lo extrañamente tranquilo que estaba el lugar, solamente procedieron a levantarse, se prepararon debidamente ya que no querían tener alguna sorpresa y apenas estar despertados sin sus cosas, y bajaron hasta llegar al portón, abriendo la una pequeña compuerta que se usaba típicamente para recibir el correo en esta misma, y por el escaso agujero que había no se podía ver a nadie del otro lado, por lo tanto se podría suponer que esa mañana los infectados decidieron despertarse mas tarde por así decirlo.*
*Normalmente, cuando alguien llegase a pensar en una catástrofe apocalíptica de esta magnitud, lo que llega a imaginar es que uno nunca podría estar tranquilo, que siempre tendría a esas cosas encima hostigándolos a todo momento y sin dejarlos ni para respirar por un segundo, un verdadero caos de proporciones bíblicas, pero ese momento en particular no era el caso, toda la bendita calle por mas extraño que suene, estaba completamente vacía y silenciosa, o tal vez a lo que le sigue si es que hay alguna especie de nombre para aquella sensación, es como si a una película, de la nada se le fuese todo el audio de repente y solo vieses el video sin escuchar absolutamente nada, así era como se sentía esa escena, pero en carne viva, no se escuchaba ni siquiera la brisa del frío aire que se lograba sentir en esa época del año, tampoco el pitido tan habitual de los Zostesrops (Anteojitos/Ojiblancos)*
