Un mundo normal, donde 2 formas de vida inteligentes conviven con armonía y paz, pero su unión es puesta a prueba, mediante una extraña y desconocida infección viral, que arrasa por completo con una pequeña parte del mundo.
Ahora, un chico y una chi...
*Se podía ver como el S1, estaría haciendo flexiones solo con un dedo mientras las contaba en su celda, mientras miraba la pantalla de la computadora.*
— 2000... 2001... 2002... 2003...
— Buenos días S1, he de decirle que recibí un mensaje de los pilares, es para usted.
— Muéstramelo entonces.
— S1.
— Quien diría, que al fin se dignarían a hablarme luego de lo que pasó.
— Soy Judas, señor del este de los pilares, en estos momentos se me ha sido enviado para tratar con usted, la negociación referente al trato que hay para liberarte a ti y a tus camaradas, según lo que hemos visto y oído, estas sumamente desesperado para salir de ese lugar, y nosotros te ayudaremos, pero claro, con un precio.
— No no no, dejemos las cosas en claro, para mí, los desesperados son ustedes, tienen tantos problemas encima que no les importa si tienen que liberarnos. Pero no piensen que nosotros tan siquiera pensaremos en ayudarlos, luego de todo lo que nos han hecho sufrir, por mi, es mejor que se pudran en el infierno.
— Creo que no estas considerando nuestra oferta de la manera apropiada, estamos dispuestos a ofrecerte lo que más deseas en el mundo.
— No, Vete a la mierda.
— ¿Acaso no deseas volverla a ver? ¿A tu querida Sasayaku?
— Te escucho.
*Mientras que con los demás en la base militar, se podía ver como los 3 seguían en el patio mientras que ya había parado de llover, entonces la policía se acerca al militar para preguntarle.*
— Zedaki ¿Te sientes mejor?
— Aja, solo necesito un respiro.
*En eso Hinode aprovecho la poca agua del cielo que le quedaba en su rostro para limpiarlo de la sangre que este tenia debido al enfrentamiento previo que había tenido, para luego dirigirse junto a los demás y preguntarle al Daijin.*
— Zedaki, he cumplido mi parte del trato, ahora necesito que tu cumplas la tuya.
— Si si, lo sé, te contaré todo lo que se de Cielo Carmesí como prometí.
