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Prólogo

Nada más despertarme, unas imágenes sin forma, que parecían intentar decirme algo vinieron a mi cabeza de manera súbita, pero, sin ni siquiera saber que acababan de ver mis ojos, tuve un arduo presentimiento de que por fin algo interesante y fuera de lo común sucedería. Pero no me lo esperaba de la manera en la que sucedió.

Sin poder terminar de abrir los ojos, encendí la luz del despertador para ver con claridad que hora era. Las nueve y cuarto. Como mis padres seguían durmiendo y era un poco temprano, decidí intentar seguir durmiendo, pero había una sensación que no me dejaba dormir. Eran las diez. Me había dormido pensando en cosas interesantes.

Me levanté paulatinamente y saludé a mi madre y a mi perro. Era un sábado por la mañana en pleno invierno. Me serví unos cereales y, al terminar, encendí el celular para revisar WhatsApp. Que raro.
Ningún mensaje nuevo. Decidí preguntar por varios grupos para quedar y, al terminar de mandarse los mensajes, me empezé a vestir.

WhatsApp: Un mensaje nuevo

Me calcé los zapatos y revisé el mensaje.


Guillemino: por la mañana no puedo

Tú: no pasa nada, x la tarde si eso

Nadie más leyó el mensaje.

Cogí mi antigua mochila del verano pasado preparándola con una libretita y un bolígrafo azul, una botella de agua, una linterna y unos antiguos binoculares que tenía en el cajón.

CERCA DEL PURGATORIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora