Capítulo 6 (John)

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         Aterrizamos.

         Ya estoy en Francia, la ciudad que siempre he querido visitar desde que era pequeño, pequeño.

         Todos se levantaron corriendo para irse. Yo era el único que estaba allí, recogiendo mis cosas porque lo tenía todo hecho un desastre.

          - ¡Vamos pasajeros! Necesito que desalojen el avión - dijo la azafata refiriéndose a mí o eso pensaba - muchas gracias.

          - ¡Ya voy! - dije yo y otra persona más, creo que era chica por su tono de voz.

          Cuando ya tenía todo recogido, cogí las cosas en las manos dirigiéndome hacia la salida, porque me estaba estresando.

             Y en ese momento fue cuando la vi, con su pelo recogido en un moño, una camisa roja pegada, con una falda pantalón color negro también pegada a su cuerpo que hace ver la figura de su cuerpo... saliendo del avión. En ese instante ella no me vio, lo que provocó un choque.

             Ella al darse contra mí me dijo enseguida.

             - ¡Ayyy, perdón! De verdad lo siento es que no te vi - dijo alzando las cejas.

             - Nada, no te preocupes - ella se sonrojó con una sutil sonrisa.

              No sé por qué, pero en la forma de decírmelo, su mirada lince y su preocupación hizo que me pareciera más atractiva de lo que ya es.

               Bajamos los 2 del avión inmediatamente.

               - Que tengan un buen viaje - comentó la azafata.

               - Muchas gracias - contestamos los 2 sonriendo.

             Después de lo que ocurrió nos dirigimos a buscar las maletas y me tocó estar a su lado. Se formó un silencio incómodo mientras esperábamos a que salieran nuestras maletas. Hasta que los demás rompieron el silencio porque estaban hablando. Que en verdad lo agradezco.

               Al ver que llega la mía veo que la coge ella, rápidamente le dije.

              - Perdón, pero creo que te has equivocado, esa es mi maleta.

              Ella reaccionó al instante.

              - ¡Ay! Perdón otra vez - dijo dejando la maleta en el suelo, mientras se acomoda el pelo - es que estoy que no estoy.

               - No pasa nada, tranqui.

               Cogí la maleta para irme.

               - ¡Oye! - gritó - verás no tengo batería en el móvil y no tengo internet en el ordenador, y no he podido hablar con mi madre hace 9 horas o cosa asó. Era para ver si me podrías prestar tu móvil para llamarla y ya está.

               - Eh... si...si, si, claro sin problema - saqué el teléfono del bolsillo y se lo entregué - Aquí tienes.

               - Mil gracias.

               Estuvo hablando como 20 minutos. Hablando bien pero a veces en un tono elevado, es normal porque lleva sin saber nada de su hija todo ese tiempo. Pero se le veía muy incómoda y a la vez estresada. Yo no me quise meter porque son cosas de ellas y yo no me voy a meter ahí cuando no pinto nada.

               Cuando terminó se dirigió hacia mi para entregarme el móvil.

              - Gracias - dijo llorando.

              - ¿Qué te ocurre?

              - No, nada.

              - Venga, dime porfi. Te va a sentar bien, te vas a desahogar.

             Se hizo un pequeño silencio la verdad es que nada incómodo. Mientras pensaba en si decírmelo o no, se estaba sonando. Hasta que tomo la decisión.

            - Sinceramente estoy harta. Harta de la vida, harta de mi madre, de los estudios, de la gente,... de la sociedad en sí. Pero aún así intento seguir adelante como si nada de esto estuviera pasando, fingir. Fingir una sonrisa cuando ni siquiera estoy feliz aunque lo intente. He intentado muchos métodos para que esto cambie, uno de ellos el suicidio; lo he intentado varias veces pero no me atrevo porque hay veces que pienso que soy demasiado joven como para morir ya, me queda toda una vida por delante. Y creo que todo esto pasa porque no he superado la muerte de mi abuelo, lo echo tanto de menos y más ahora. Poco después de su fallecimiento metieron preso a mi padre porque era un gran traficante de droga e iba violando a las chicas por la calle de noche, cosa que ni mi madre ni yo sabíamos. Tema de amigos, muchos de ellos se han ido de mi vida por el simple de hecho de existir, en serio. Siempre me dejan sola, en las clases pasan de mi como de la mierda, en el patio me vuelvo invisible porque me quedo sola sin nadie con quien hablar, no me dejan hablar, dar mi opinión, en los planes más de lo mismo,...y esto pasa siempre no va a cambiar y yo soy la tonta que sigue detrás de ellos oliéndoles el culo, dando mi vida por ellos y en cambio, de ellos no recio nada, solamente patadas en el culo.  Hoy me iba de viaje con 2 "amigos" y adivina, me dejaron votada, sola, riéndose en mi cara - en ese momento rompió a llorar - es que no puedo más.

          Terminó de hablar, yo en ese momento no sabía que hacer, que decir ni cómo reaccionar. Por algunas partes la entiendo pero por otras no.

           Como la vi tan mal decidí abrazarla porque sé que es algo que ella necesita. Un abrazo, pero algo más importante, que la escuchen.

           Al abrazarla, ella no se lo esperaba para nada. Tenía el corazón latiéndole super rápido y estaba tiritando de los nervios.

           - Venga, ya está. Hiciste muy bien que lo sepas - le comenté mientras la abrazaba y acariciaba.

           A medida que va pasando el tiempo la noté como se iba tranquilizando cada vez más. 

           Estuvimos abrazados por 5 minutos más o menos. Ella se encontraba mejor y yo también. Nos fuimos soltando poco a poco, como que nos costaba alejarnos el uno del otro.

           - Gracias de verdad, lo necesitaba. Necesitaba un abrazo y que alguien me escuchara como lo has hecho tú - dijo mientras se secaba las lágrimas - lo siento, pero me tengo que ir ya.

           - Si, yo también.

           - Bueno, adiós - dijo cogiendo su maleta que se encontraba en el suelo.

           - No es adiós, es hasta luego - ella se sonrojó al escuchar mis palabras.

           Me quedé en mitad del aeropuerto quieto mientras veo como se estaba yendo ella por su camino.

         Hasta que me acordé que tenía que avisar a mis padres, los avisé y me fui.

El primer encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora