Capítulo 8 (John)

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Después de lo sucedido aquel 13 de noviembre, nuestro primer encuentro. Y no el último. No he dejado de pensar en ella. Necesito verla y yo sé que ella también me necesita.
Llevo estos 3 días desde que ocurrió aquello súper bien, me tocó una familia increíble. Me llevo muy bien con el hermano, es muy buena gente y aparenta ser tranquilito cuando no lo es. Aunque a veces es muy tocapelotas. Los padres son un sol, tiene un hermano pequeño que tiene 6 años menos que el (10 años), es muy cuqui y hachuchable.
El barrio y la ciudad en sí me parece alucinante. Su riqueza es otro nivel.
Recordé que tenía que ir al supermercado que está haciendo esquina en la calle que está al lado, está a 8 minutos andando tranquilamente. A comprar algunas cosas que necesito.
Me cambié de ropa porque estaba con el pijama, cogí el dinero y las llaves. Me dirigí hacia la puerta, me puse los zapatos y salí.
Hacía un poco de fresco pero yo iba abrigado.
Había poca gente cuando llegué. Fui directamente a donde quería, a donde me interesaba. La zona íntima, la zona de preservativos. Cogí un par de ellos, los llevaba en la mano ya que no me daba vergüenza mostrarlo.
Cuando ya me iba a ir, fue cuando la vi. Vi a la chica del aeropuerto también en la zona íntima, pero en la zona de compresas. Ella ya tenía unos cuantos en la mano.
Me acerque a ella, hasta estar a 2 metros.
- Hola - le dije.
Al reconocer mi voz se giró rápidamente hacia mi, y se quedó quieta, sin saber cómo reaccionar. Estuvo así durante unos segundos mirando mis ojos asimilando que estaba allí viendo lo que llevaba en la mano. Hasta que reaccionó.
Se fue corriendo a otra zona donde no la pudiera ver o eso pensaba ella.
La perseguí hasta encontrarla de nuevo. Me acerque aún más a ella. Pero esta vez menos de 2 metros, menos de 1.
- Hey, ¿Por qué me ignoras? ¿A caso me tienes miedo? - di un paso más acercándome más a ella.
Tragó saliva fuerte. Se notaba sus nervios y sus latidos del corazón acelerando cada vez más fuerte.
- No, ... No te tengo miedo - estaba muy nerviosa mirando a todos lados buscando un lugar para huir.
- ¿Segura? Yo no te voy muy segura.
- Sí, estoy segura - dijo en un tono desafiante.
Aprovechó para huir cuando vio un carro de bebé que pasó por delante de ellos.
Se le calló el coletero que llevaba en la mano sin ni siquiera darle uso. Lo cogí y me quedé un rato observándolo pensando en ella. Lo agarré y me lo puse en mi muñeca. Sinceramente me favorece más a mi.
Fui a caja, pagué y me fui.
Llegué a casa.
Voté las llaves en un cuenco que hay en el mueble en la entrada, me quité los zapatos y me puse las chanclas para estar más cómodo. Cuando ya acabé, fui dirección a mi cuarto. Me tiré a la cama junto a su coletero.
Estuve media hora votado en la cama observándolo, pensado en ella. En su moreno, sus ojos grandes, su hermosa sonrisa, sus mejillas sonrojadas, su voz dulce y temblorosa por los nervios, su melena larga negra liso y sus ojos color verde lince. Creo que son los ojos más lindos que haya visto nunca, su olor, ... Todo.
En el día de hoy no he hecho nada productivo, ni nada interesante. Bueno, sí, hay algo que es muy interesante e importante, ella. Y eso no se compara a nada.
Me sonó la tripa. Tenía mucha hambre y no he comido desde las 2pm. Fui a la cocina y como no me apetecía cocinar porque estaba muy cansado, hice unos sándwiches: uno de pata y otro de jamón serrano. Los mejores.
No es por presumir pero estaba muy rico.
Al terminar me di una ducha rápida mientras me lavaba los dientes dentro de ella. Me puse el pijama de nuevo. Y para finalizar, acabe en mi hermosa cama.
Me quedé un rato viendo el preestreno de la serie "Chucky" Que en mi opinión me gusta, pero le falta algo. Me lo esperaba de una manera completamente distinta a esta, pero sorprende.
Mientras lo veía no paraba de bostezar. Era un bostezo tras otro... y así sucesivamente. Me estaba dejando dormir. Así que apagué la tele, la luz y silencié el teléfono para poder dormir toda la noche.
11:26 am. Dormí como un bebé. Aunque me costó bastante al principio, no sé porqué. Pero me pasó algo que hace mucho no me pasaba: soñar con alguien. Soñé con ella, la chica del aeropuerto. Pero no fue un sueño lindo, romántico; sino todo lo contrario fue aterrador, porque soñé que la habían secuestrado y no la volvería a ver más. Fue tan realista que lloré, dolió mucho. Espero que no pase nunca, por favor.
- ¡John! Venga, vamos a jugar - exclamó el hermano pequeño, dando saltos de alegría sobre la cama.
- Bufff... Es que no me apetece ahora mismo. Me acabo de despertar - comenté mientras me estiraba y el se bajaba de la cama.
- ¿En serio? - dijo poniéndo cara triste para intentar darme pena.
- Sí, en serio. Venga fuera.
Obedeció. Se fue de mi habitación muy triste y apagado. Pero dejó la puerta medio abierta porque sabe que eso me molesta mucho, en cambio, yo no le dije nada. No quise entrar en una batalla entre nosotros.
Desayuné, hice la cama y ahí comenzó mi día.
Un día agotador.
Un día aterrador.
Un día cansino.
Como todos los demás.
Fue un día de no parar, en el que hice mis cosas que tenía pendientes desde hace mucho. Esa es una de mis manías más fuertes que tengo. Que voy dejando cosas que tengo que hacer sí o sí, y como me da pereza hacerlas las voy acumulando hasta el punto de tener un listón enorme de mis cosas pendientes. Pero hay que buscar una solución a cada problema por ello lo hago. Como mi vida.
Me preparé la merienda. Algo muy sencillo. Leche con galletas. No me apetecía hacer algo elaborado que le lleve mucho tiempo. Mientras comía estaba con el móvil, viendo las redes sociales, los chats, .... Hasta que entré en las llamadas porque estaba hablando con mi primo Tom, veo un número desconocido, ajeno. Pero recordé que era el número del que llamó ella. Pero hay un pequeño problema, el número es el de la madre.
Pero afortunadamente he estado haciendo mis cosas e investigaciones del FBI, CSI y se hacer muchas cosas que nadie puede hacerlo tan fácilmente. Mi tío me enseñó ya que el es el dueño de todo ello, ha sido muy famoso, es una suerte tenerlo y que me haya podido enseñar, me siento privilegiado porque esto no le enseña a cualquiera.
Mi pensamiento era y es buscar el número de ella, no el de la madre. Sé que me llevará mucho tiempo pero sé que lo lograré y no me arrepentiré.

El primer encuentroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora