ℭ𝔞𝔯𝔞 𝔞 𝔠𝔞𝔯𝔞

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La semana se me había hecho tan eterna que no veía la llegada de mi momento de libertad

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La semana se me había hecho tan eterna que no veía la llegada de mi momento de libertad.

Me acomodé el pelo sobre los hombros y crucé la calle sintiendo cómo todos me miraban y recorrían de arriba abajo ensimismados en cada una de mis curvas.

Algunas con envidia, otros con hambre.

Hoy había llegado más tarde de lo habitual pero realmente no me importaba porque como decían: lo bueno se hace esperar.

Me detuve delante del portero y esperé a que se dignara a quitarse de en medio para dejarme pasar.

—Pase.

Suspiré aburrida de esperar para sacar una tarjeta que el propio Yoshi me había dado por si se presentaban ocasiones como estas. Se la mostré y al segundo después me dejó pasar.

El ambiente tan animado y la música a todo volumen me erizó la piel causando una sensación muy satisfactoria que burbujeaba dentro de mí haciendo que mi estado de ánimo se disparara.

Una amplia sonrisa plagada de malicia surcó mis labios carmesí antes de que avanzara en dirección a toda la gente que había delante de mí divirtiéndose como nunca.

Porque Mimi necesitaba una buena dosis de diversión cada poco tiempo y la aburrida vida de Atsamu no le servía de nada.

Ella quería divertirse sembrando el caos.

Ver el mundo arder con una sonrisa enorme en la cara.

Apreciar como su malicia corrompía a personas inocentes.

Y este sitio era perfecto para ella.

Podría haber ido directamente a la parte de arriba donde se ubicaban todos los reservados y volver a encontrarme de nuevo con todas las piezas del tablero antes de poder dar comienzo a la partida, pero ellos me esperaban y yo no podía darles el privilegio de que fueran la primera cosa que iba a hacer nada más llegar aquí.

Ocupé uno de los taburetes de la barra que había libres para pedir algo antes de ir arriba. Si no recordaba mal, el chico que había delante de mí se llamaba Akaashi y era el colíder de Fukudorani. No había tenido la oportunidad de hablar con él, aunque la verdad es que él tampoco había abierto mucho la boca en ningún momento cuando nos quedamos en el after party, pero no me importaba.

Sus hombros y sus brazos se ceñían a la tela de su camisa blanca por la falta de espacio y elasticidad. Su espalda era ancha, pero no demasiado, al igual que su complexión. Su pelo oscuro se extendía hacia atrás con algún que otro mechón desordenado, dándole una ligera pincelada de despreocupación que combinaba muy bien con la expresión seria de su cara.

Había que ver qué buenos estaban todos aquí.

Se dio la vuelta y dejó la copa frente a mis manos. Sin compartir palabras pero sí una mirada en la que mis ojos indagaron en los suyos.

Strawberries & Cigarettes ━━Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora