Chapter 2

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𝐂𝐋

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𝐂𝐋

— Lo qué pasó con Iván, fue muy raro —Jennie estaba caminando al lado de Lisa, hombro a hombro hacia el edificio de literatura.

— Te juro que yo no le he hecho nada a nadie. —Lisa estaba delirando, el solo haber relacionado el suceso con el argentino y con la nota en su casillero, la estaba empezando a aterrar—. Siempre me mantuve al margen. —Golpeó su mano con su puño, dándose la seguridad de que así era.

Al estar cerca del edificio, Lisa decidió que Jennie la esperara en el pequeño parque que había al lado. Todo esto por seguridad.

Luego de separarse y estar enfrente, suspiro profundamente. Dio unos paso hacia atrás y en el segundo piso pudo ver los casilleros, los cuales se veían gracias a los ventanales de cristal.

— ¿Ahora cómo entro?

Era sabido que si no eras parte de tal edificio asignado, los cuales venían relacionados a tu carrera, no podrías entrar.

Necesitaba que el ID de su tarjeta electrónica y que las huellas de sus palmas, estuvieran en el registro de profesores o alumnado.

No tenía ninguno de los dos requerimientos.

— ¿Se te perdió algo?

Esa voz.

Inmediato volteó y se encontró con la porrista. Trató de ignorarla e irse, pero fue nuevamente detenida desde la manga de su buzo.

— No estoy de humor, Regina. —Ya le tenía nuevo apodo.

— ¿Regina? —Rosé se detuvo un momento para pensar, hasta que supo a qué venía ese nombre— Que linda. Ya me tienes un apodo.

— ¿Ya me dejas ir? —Lisa miró su manga, la cual aún era sujetada por la pequeña mano de la rubia.

— Hm... —Rosé hizo una cara tierna, que si Lisa no la conociera, pensaría que se había encontrado con un ángel— Esta bien.

— Gracias.

Al instante que Lisa fue liberada, se limpió la manga con la mano, provocando que el yo interno de Rosé, quisiera mandarla a rodar, pero a la misma vez, ahorcarla y besarla.

Era poco decir que a la neozelandesa, le calentaba las personas con carácter fuerte y las que la odiaban, ya que, era satisfactoria ver como el odio podía pasar a deseo en unos cuantos pasos.

— Y bien... —La neozelandesa dio unos pasos hacia atrás, y siguió la mirada de Lisa— ¿Quieres entrar?

— Eso no te importa —Resopló.

— ¿Por qué me tratas mal?

Esa pregunta logró que la tailandesa volteara a ver a la rubia al lado suyo. Tal vez, solo tal vez, se estaba pasando un poco.

YOU'RE MY PET | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora