Chapter 5

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𝐂𝐋

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𝐂𝐋

— Me tienes debajo de ti...  ¿Qué es lo que piensas hacerme?

Los brazos de Lisa temblaron cuando los dedos de la porrista jugaron con el nacimiento de su cuello; haciéndole cosquillas.

—  ¿Yo...? —Respondió luego de haber sentido su piel erizarse.

Rosé estaba empezando a desesperarse. No podía ser que Lisa pudiera ser tan tonta como para no entender la situación.

—  ¿Ves a alguien más? —Moduló su voz para que no pudiera darse cuenta de lo irritada que estaba por las cero intensiones que tenía de hacerla sentir bien— ¿O quieres que sea más explícita? —Sus labios se curvaron hacia un lado. Arrastró su pie hacia atrás, logrando que su pierna se flexionara.

Lisa bajo la mirada al sentir movimiento detrás de ella. Miró entre el hueco que formaban sus pechos y pudo observar la rodilla de la porrista querer escabullirse en su entrepierna.

La tensión en sus brazos aumentaron cuando sintió que Rosé empezó a frotar su centro con dicha extremidad. Apretó los dientes y a continuación descanso su cara entre los pechos de la porrista, haciéndola reír de paso por tal atrevido movimiento.

Rosé se tragó las palabras burlonas que querían salir de su garganta. Aún no era hora para ese tipo de comportamiento. Alzó el brazo y empezó a acariciarle la nuca mientras la sentía derretirse por sus caricias.

Para desgracia de Rosé, e incluso se podría decir para ambas, la puerta sonó al cerrarse repentinamente. Lisa levantó la cabeza y al intento de querer levantarse, su pierna choco con el centro de la porrista, quien estaba muy sensible, provocando que soltara un imprevisto gemido.

Rosé volvió a rodearle el cuello cuando vio a Lisa sorprenderse por el sexual sonido que había salido de su garganta. Hizo presión hacia abajo, asustándola aún más. Al ya tener su oreja al lado de sus labios le susurró.

— Sigue así. —Su voz había sonado tan sexy como había querido y sabía que había tenido repercusión. Las mejillas calientes y coloradas de la tailandesa la delataban tan fácil, que estaba comenzando a agradarle esa faceta suya.

En algún momento pensó que Lisa seria como un tipo de témpano de hielo, todo esto debido al comportamiento evasivo y seco que había obtenido desde el incidente en la biblioteca.

Tal vez estuvo equivocada. No era la primera vez que una persona había tenido el mismo temperamento con ella, de hecho, tuvo bastantes encuentros con gente que odiaba e incluso la tenía como un potencial enemigo.

— No. —La respuesta de Lisa la sorprendió, pero ya lo veía venir— ¿Puedes soltarme? —La pregunta la dejo reflexionado, ya que quizás tenía una pizca de esperanza de que hoy iba a tener un buen polvo.

Lisa, al ya ser liberada, inmediatamente se levantó de la cama. Ya parada en el borde, observo a la porrista apoyarse con sus codos y levantarse a medias. La vista era hermosamente caliente. El cabello rubio estaba desordenado, al igual que su ropa. Sus piernas ligeramente cruzadas, largas e impecables, sin casi ninguna imperfección se atrevería a decir, la hacían lucir un sex-appeal* que incluso ella misma estaba tratando, duramente, de ignorar. Es humana. El deseo y pensamientos impuros eran parte de su naturaleza.

YOU'RE MY PET | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora