Interludio I

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-Takemichi, mi niño

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-Takemichi, mi niño. Tienes que ser fuerte, prométeme que olvidarás todo lo que verás hoy ¿Sí, mi niño?- La joven de melodiosa voz recibió un asentimiento de respuesta, y lloró, lloró mientras veía a su pequeño al cual ya no podría cuidar.

-Tu abuela vendrá mañana por ti, escondente en el armario y no salgas por nada del mundo. Escuches lo que escuches no salgas, mi amor. Siempre te amaré mi rayito de sol así que no salgas- ayudó a su pequeño a adentrarse al armario mientras le echaba llave, no dejaría que tocaran lo único que la mantenía con vida.

Gritos
Sollozos
Gemidos
Insultos

El pequeño Takemichi de cuatro años tuvo que escuchar el llanto de su madre, las maldiciones de aquellos alfas que la profanaron y ruidos de cuerpos chocando uno con el otro.

Un arma
El sonido de un disparo
Luego dos
Después fueron tres

No pudo contar luego de eso, sus ojos nublados por las lágrimas no le permitían continuar viendo la escena.

Su madre estaba en el suelo mientras intentaba cubrirse.

Un hombre, un hombre había entrado y mató a cada uno de los hombres que violaron a su madre.

Él lo vió como el salvador de su madre, pero tal parece que su progenitora pensó diferente a él.
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Tembló más fuerte cuando vió a aquel hombre y le pidió que se alejara, que la dejara en paz.
Le dijo que ya no lo amaba.

El hombre dejó el arma a un lado e intentó acercarse a la joven, pero solo recibió despreció y un aroma que delataba miedo y repulsión hacía su persona.

Un arma, de los otros hombres que antes abusaron de la joven se encontraba al alcance de ella. La chica no dudó en tomarla y apuntar con ella al hombre

- No te atreverías a disparar, eres diferente a mí- fue una voz ronca la que se escuchó en la habitación. Si en algo tenía razón aquella persona era que la chica no se atrevería a matarlo, pero ¿Quién dijo que utilizaría el arma para dispararle?

Un disparo, Takemichi salió del trance en el que estaba cuando lo escucho.

Un disparo lo sacó de su conmoción.

Ese mismo disparo le hizo ver a su madre en el suelo con un charco de sangre debajo de ella, sus cabellos fueron teñidos del carmesí de aquel líquido que dejaba su cuerpo.

Un sólo disparo lo dejó en shock, lo dejó sin el calor reconfortante de tener a su madre abrazándolo y lo dejó con muchas preguntas.

¿Por qué su madre se disparó? ¿Aquél hombre daba tanto miedo para que lo hiciera? ¿Él ya no volvería a verla? ¿ Estaría solo? Ya no tenía nadie de su lado.

Siguió observando, se obligó a observa con el anhelo de pensar que su madre aún seguía viva e iría a él y lo sacaría del armario. En cambio vió como el hombre lloraba mientras abrazaba a su madre

¿Por qué lamentaba su perdida? Fue su culpa que su madre se haya disparado, después de todo le tenía miedo a aquel hombre.

Siguió viendo, el cabello de aquel sujeto era negro. Era negro y ondulado, se parecía al suyo.

Luego vió el cabello de su madre, era rubio y lacio, no se parecía al suyo.

Los ojos de aquel hombre eran azules, pero unos opacos, no se parecían a los suyos.

Luego recordó los ojos de su madre, eran un azul intenso que parecía esconder una galaxia. Se parecían a los suyos.

¿Quién era el que abrazaba el cuerpo sin vida de su progenitora? ¿Y porqué se parecía a él? Su mente no pudo formular más preguntas porque quedó inconsciente.
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Fue sacado de aquel lugar por su abuela, eso es algo que él ya no recuerda. Pero que no lo recuerde su mente no significa que no lo haya presenciado.

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- incluso si era del padre de su nieto, no permitiría que lo arrebataran de su lado. Ya perdió a su hija no permitirá que le quiten a esté niño también.

Un abrazo, Takemichi sintió que unos brazos lo rodearon y fue lo más cálido que pudo sentir.

Su madre no lo abrazaba con frecuencia pero le gustaba, su mamá ya no podría darle más abrazos así que disfrutaría los que su abuela le diera.

No volvió a ver a su madre desde que llegó a aquella casa, no sabía si la extrañaba pues no la recordaba, solo sabía que le gustaban los abrazos y no recibiría uno de ella porque estaba muerta

A los pocos meses de llegar a aquella casa fue a un parque, estaba aburrido. Su abuela casi no paraba en casa y el se quedaba sólo.

Fue ahí cuando lo vió, vió a un niño.

Cabello negro, ojos azules y su rostro..... Era idéntico al señor que abrazó a su madre en el lecho de muerte, no tuvo la oportunidad de preguntar su nombre porque lo vió alejarse.

No volvió a ver al niño al día siguiente.

No volvió a ver al niño al día siguiente

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Los interludios serán las memorias de Takemichi cuando era niño, algunas memorias no las recuerdas y otras sí.

Se despide su esclavo. Bye bye

OMEGA | Mikey&TakemichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora