II

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Atsushi Sendo, 14 años, Alfa.

Atsushi tenía muchas expectativas que llevaba sobre sus hombros, después de todo es un "Alfa" y está en la cima de la jerarquía.

Debo ser el mejor, siempre en su cabeza se repetía aquello.

Por desgracia, como cualquier persona, no era perfecto. Antes de ser un alfa era un ser humano ( un niño) y cometía errores, uno de ellos fue enfrentarse a otros Alfas por creerse superior a él.

Tal vez no debí salir al parque hoy, pensó.

Fue su error.

Le estaban dando una paliza que no olvidaría, no solo por qué los golpes en su cuerpo durarían más de unos días, los golpes a su orgullo de Alfa no desaparecería en mucho mucho tiempo; tal vez nunca.

Fue entonces cuando lo vio; fue un borrón negro para su vista, tan rápido y difuso que tuvo que verlo de nuevo para comprobar que no alucinaba.

Un beta.

Pensó, fue cuando llegaron a sus fosas nasales un delicioso aroma a Taiyakis ( tal vez con algún toque de menta o era solo alucinación de él, ya no sabía ni que pensaba).

El susodicho, al cual su mente nombró "Mancha de Taiyakis", se encontraba golpeando a los 3 Alfas que antes lo golpeaban. Si bien no fueron golpes del todo limpios ante sus ojos fueron perfectos, eso o el chico que los daba era el que era perfecto a sus ojos.

Ante tal pensamiento su rostro se tiñó de escarlata, que vergonzoso.

Akkun, como lo llamó el pequeño niño luego de haberle dicho su nombre, fue su nuevo apodo dado por su salvador.

-¿Cómo fue que hiciste enojar a esos Alfas, Akkun?- le interrogó el pequeño niño pelinegro, tardó un poco en responder. Se había perdido en el rostro algo magullado del muchacho; su rostro era delicado, hermoso y todo lo que estaba bien en este mundo. Pero sus ojos, oh sus hermosos ojos que parecían esconder Miles de estrellas fue lo que terminó de flechar su tierno corazón, eran los ojos azules más bonitos que hubiera visto en su corta vida. Tampoco es que hubiera visto otros pero no le importó.

-Lindo- fue lo que terminó diciendo a aquel niño, escuchó una risita: suave y encantadora. Se estaban riendo de él pero no había burla en aquel gesto.

-Gracias, creo. Primero debería presentarme, mi nombre es Takemichi pero puedes llamarme Take-chan al igual que Takuya- dijo el pequeño ni.. bueno el pequeño Take-chan, sus ojos estaban expectantes.

Akkun debería responder a su pregunta.

-Esos alfas empezaron primero, intenté defenderme pero me revolcaron en el suelo- terminó diciendo, okey tal vez se veía patético a los ojos de su salvador.

Fue inesperada la respuesta que recibió.

-Eso es genial Akkun, aunque hayan Sido mayores en número y edad no te diste por vencido eres asombroso, me gustas.- sus ojitos brillaban. Ah tal vez tenga un paro cardíaco a su corta edad o su corazón termine saliendo de su pecho, lo que pase primero.

- Yo... No creó que sea genial- estaba muy sonrojado por un niño que apenas conoció hace 5 minutos, se sintió tonto. El otro niño parecía normal y muy seguro de si mismo.

-Para mi lo eres. Akkun, seamos amigos- aquella sonrisa que le dió Takemichi le hizo imposible negarse y en cambio dió un rotundo sí.

-Entonces vamos por helados, Akkun. Yo invito.- dijo mientras lo guiaba fuera del parque; estaba sosteniendo su mano ,era pequeña, con aquella pequeña mano derribo a esos Alfas.

OMEGA | Mikey&TakemichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora