el amor enfermizo de mikey iba aumentando con los años. planeaba el secuestro perfecto de su querido takemichi, para así lograr que al fin sea suyo y de nadie más.
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Mikey tenía una pequeña sonrisa en su rostro con la comida que en ese momento sería para su "pequeño" en la mano, aunque lo único que recibió fue un golpe de una mesa en su rostro lo cual hizo que el cuerpo de el simplemente cayera al piso al mismo tiempo que la comida por lo cual Takemichi simplemente aprovechó de salir de aquella habitación y caminar lo más rápido que pudo.. ahí es cuando vió su salvación los cuales eran los bastones que había prestado para su último "juego". Takemichi simplemente siguió su camino de la forma más rápido que pudo para así salir de la casa aunque lo único que encontró fue un chico de cabello largo a punto de atraparlo.
— ¿Te estás escapando, pequeño? — Mostró una sonrisa algo tétrica, al mismo tiempo teniendo un tono de voz algo aterrador. —
— ¿A-Ah? .. ¿Quien eres? .. — Lo único que se escuchaba era un tono tembloroso y se veían unos ojos a punto de llorar, su plan había fallado. —
— En este momento no te interesa pequeño, vamos con tu amo. —
Takemichi fue cargado por aquel chico que desconocía, jamás lo había visto.. debía suponer que era un ayudante de Mikey. En ese momento lo único que pensaba era en el que pasaría con el, el otro estaría furioso y le haría daño nuevamente, su cuerpo temblaba. Al llegar una habitación desconocida, simplemente fue dejado ahí para luego ser encerrado con llave. Estuvo ahí aproximadamente 10 minutos hasta que vió a Mikey entrar directamente a agarrar el cuello del menor de forma fuerte y tirarlo a la cama.
— ¿Realmente creíste que podrías? ¿Realmente creíste que tu plan funcionaría? cosas más fuertes que esas han golpeado mi cabeza y aún estoy vivo. Eres estupido.. realmente estupido. — Soltó una cachetada —
Hanagaki lo único que hizo fue mirar con miedo mientras se cubría con una mano la mejilla golpeada. Mikey tomó unas esposas para así un lado colocarlo en su muñeca y el otro lado en un fierro al lado de la cama.
— ¿Sabes? te quedarás aquí.. ¿5 días?— Se quedó pensando unos segundos. — Podrás salir de aquí cuando tu brazo tenga la palabra "Mikey" escrita. Parece un castigo suave, ¿no? —
— Mikey.. Por favor no. Prometo jamás hac.. —
El mayor rodeó los ojos y puso una cinta en su boca para no escucharlo y poder acercarse a el, sus 5 días de tortura comenzarían en ese momento.
Mikey estuvo cinco días abusando, jugando, utilizando todas las posiciones posibles con el, pasando casi todos los días en aquella habitación y la única vez que lo visitaba sin que fuera para su tortura era para alimentarlo y darle agua, luego de horas de eso seguía haciendo lo que quisiera con el y obviamente antes de irse, todos los días añadía una letra más a su brazo. Ya era el último día y Mikey estaba saliendo del interior de Takemichi el cual tenia moretones por todo su cuerpo, su brazo tenía aún algo de sangre por la cortada de los días anteriores.