Prologo parte 2

24 2 0
                                    

No volvió al día siguiente. O el día después de eso. De hecho, hoy se cumple exactamente una semana desde que, literalmente, cayó en mis brazos, y me he convencido de que tal vez todo ese día fue un sueño. La noche antes me había quedado casi toda la noche despierto viendo películas de zombis con Chunk, pero a pesar de que llevaba dos horas de sueño, no estaba seguro de que hubiera podido imaginármelo. Mis fantasías no son tan divertidas.

Aunque ella no regresara, todavía no tengo un quinto período y hasta que alguien se dé cuenta de eso, voy a seguir escondiéndome aquí. En realidad, dormí demasiado anoche, así que no estoy cansado. Saco mi teléfono y le envío un mensaje a Holder, justo cuando la puerta del armario empieza a abrirse.

- ¿Estás aquí, muchacho? -la oigo susurrar.

Mi corazón inmediatamente toma ritmo, y no puedo decir si es porque regresó o porque la luz está encendida y no estoy muy seguro de querer ver cómo se ve cuando abra la puerta.

-Estoy aquí -le digo.

La puerta está todavía apenas abierta. Ella desliza una mano dentro y la mueve por la pared hasta que encuentra la luz, entonces la apaga. La puerta se abre y entra en la habitación, luego la cierra rápidamente.

- ¿Puedo ocultarme contigo? -pregunta. Su voz suena un poco diferente a la última vez. Suena más feliz.

- No vas a llorar hoy -le digo.

La siento hacer su camino hacia mí. Roza mi pierna y puede sentir que estoy sentado en un mostrador, por lo que tantea a mí alrededor hasta que encuentra un lugar vacío. Se empuja a sí misma y se sienta a mi lado.

-Hoy no estoy triste -dice, su voz mucho más cerca esta vez.

-Bien. -Hay silencio durante unos segundos, pero es bueno. No estoy seguro de por qué regresó o por qué le tomó una semana, pero me alegro de que esté aquí.

- ¿Por qué estabas aquí la semana pasada? -pregunta-. ¿Y por qué estás aquí ahora?

-Percance de programación. Nunca me asignaron un quinto período, por lo que me escondo y espero que la administración no se dé cuenta.

Se ríe. -Astuto.

- Sip.

El silencio vuelve durante más o menos un minuto. Nuestras manos están agarrando el borde de la mesa y cada vez que balancea sus piernas, sus dedos apenas tocan los míos. Finalmente muevo mi mano sobre la suya y la tiro en mi regazo. Se siente extraño sólo tomar su mano así, pero la semana pasada nos besuqueamos por casi quince minutos consecutivos, por lo que tomarse de las manos en realidad es retroceder una base.

Desliza sus dedos entre los míos y nuestras palmas se encuentran, entonces doblo mis dedos sobre los de ella. -Esto es bueno -dice-. Nunca sostuve la mano de nadie.

Me congelo.

¿Qué edad tiene?

- No estás en preparatoria, ¿verdad?

Se ríe. -Dios no. Sólo nunca sostuve la mano de nadie. Los chicos con los que he estado parecen olvidar esta parte. Pero es bueno. Me gusta.

-Sí -concuerdo-. Es bueno.

-Espera -dice-. Tú no estás en preparatoria, ¿verdad?

-No. Todavía no -le digo.

Balancea su pierna hacia un lado y me patea, entonces nos reímos.

-Esto es un poco raro, ¿cierto? -pregunta.

-Complicado. Hay muchas cosas que podrían considerarse raras, así que no estoy seguro de a lo que te refieres.

Buscando A CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora