Capítulo 6
Los dos estamos sin aliento. Jadeando. Estoy respirando más pesadamente de lo que cualquier beso me ha hecho respirar antes. Sus ojos están cerrados y amo absolutamente cómo no los abre inmediatamente cuando he terminado de besarla. Me gusta que al parecer quiere saborear la manera en la que la hago sentir, justo como quiero saborearla.
- Zayn -susurra.
Gimo y bajo mi frente hacia la de ella, tocando su mejilla con mi mano. -Me haces amar mi nombre demasiado.
Abre los ojos y doy un paso atrás, mirándola, aún acariciando su mejilla. Me está mirando de la misma manera en la que la estoy viendo. Como si no pudiéramos creer nuestra suerte.
- Será mejor que no llegues a ser un idiota -dice en voz baja.
- Y será mejor que hayas terminado con ese chico en Italia -le respondo.
Asiente. -Lo hice -dice, aunque sus ojos parecen decir una historia diferente. Trato de no leer más allá porque lo que sea que sea, ahora no importa. Ella está aquí conmigo. Y está feliz por ello. Lo puedo notar.
- Será mejor que no vuelvas con la chica que rompió tu corazón anoche -añade.
Niego con la cabeza. -Nunca. No después de esto. No después de ti.
Se ve aliviada con mi respuesta.
- Esto es aterrador -susurra-. Nunca he tenido un novio. No sé cómo funciona esto. ¿Las personas se vuelven exclusivas así de rápido? ¿Se supone que pretendamos que no estamos así de interesados durante algunas citas más?
Oh, Dios mío.
Nunca me había excitado por una chica reclamándome como suyo. Normalmente corro en la otra dirección. Ella está borrando cada cosa que pensé que sabía sobre mí mismo con cada nueva frase que pasa por esos labios.
- No tengo interés en fingir desinterés -digo-. Si quieres llamarte mi novia la mitad de lo que yo deseo que lo hagas, entonces me ahorrarías muchas súplicas. Porque literalmente estaba a punto de caer sobre mis rodillas y suplicarte.
Entrecierra los ojos juguetonamente. -Sin súplicas. Eso grita desesperación.
- Tú me desesperas -le digo, presionando mis labios de nuevo en los suyos. Decido mantener el beso simple, aunque quiero tomar su rostro de nuevo y mantenerla contra la pared. Me alejo de ella y nos quedamos mirándonos. Nos miramos por tanto tiempo que comienzo a preocuparme de que haya puesto algún tipo de hechizo sobre mí, porque nunca he querido mirar a una chica como la quiero mirar a ella. Sólo mirarla hace que mi corazón se queme y que mi pecho se contraiga y estoy asustándome porque apenas la conozco y acabamos de hacernos exclusivos.
- ¿Eres una bruja? -pregunto.
Su risa regresa y de pronto no me importa si es una bruja. Si este es un hechizo que ha puesto en mí, espero que nunca se rompa.
- No tengo idea de quién eres y ahora eres mi maldita novia. ¿Qué demonios me has hecho?
Levanta las manos defensivamente. -Oye, no me culpes. He pasado dieciocho años declinando novios y luego apareces de la nada con tu boca vulgar y terriblemente raros primeros besos y mírame. Soy una hipócrita.
- Ni siquiera sé tú número de teléfono -digo.
- Ni siquiera sé tu cumpleaños -dice.
- Eres la peor novia que he tenido.
Se ríe y la beso de nuevo. Noto que tengo que besarla cada vez que se ríe y ríe mucho. Lo que significa que tengo que besarla mucho. Dios, espero que no se ría enfrente de Sky o Holder porque va a ser malditamente difícil no besarla.
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Buscando A Cenicienta
RomantizmUn casual encuentro en la oscuridad conduce a Zayn, de dieciocho años, y a la chica que se tropieza contra él a profesar su amor el uno por el otro. Pero este amor viene con condiciones: ambos se ponen de acuerdo en que sólo durará una hora y que se...