Capitulo # 3

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— Puedes ver la ventana de Sky desde el patio delantero. Nos verá.

_____ me mira fijamente. —Te estás tomando en serio esa orden de fuera de los límites —dice en voz baja.

— Tengo que hacerlo —le susurro—. Holder no bromea cuando me prohíbe salir en citas.

Arquea una ceja curiosa. — ¿Holder usualmente te dice con quién puedes y no puedes salir?

—No. En realidad tú eres la primera.

Se ríe. — ¿Entonces cómo sabes que se enojará de verdad por esto?

Me encojo de hombros. —En realidad no lo sé. Pero la idea de esconderme de él, parece bastante divertida. ¿No es un poco más emocionante para ti ocultarle esta cita a Sky?

—Sí —dice, encogiéndose de hombros—, supongo que lo es.

Nuestras espaldas todavía se presionan contra la puerta y por alguna razón todavía estamos susurrando. No es como si Sky nos pudiera oír desde aquí, pero otra vez, el susurro hace que sea más divertido. Y me gusta el sonido de la voz de _____ cuando susurra.

— ¿Cómo propones que salgamos de esta situación, _____?

—Bueno —dice, ponderando la pregunta por un momento—, normalmente cuando voy a intentar una clandestina cita secreta y necesito escapar de mi casa sin ser detectada, me pregunto: "¿Qué haría MacGyver?"

Oh, Dios mío, ¿Esta chica acaba de mencionar a MacGyver?

Infiernos.

Sí.

Alejo mí mirada lo suficiente como para ocultar el hecho de que creo que acabo de enamorarme de ella y también para evaluar nuestra ruta de escape. Echo un vistazo al columpio en el porche y luego miro a _____ cuando estoy seguro de que la sonrisa cursi se ha ido de mi cara.

— Creo que MacGyver tomaría tu columpio y construiría un campo de fuerza invisible de hierba y fósforos. Luego le adjuntaría un motor a reacción y volaría sin ser detectado. Desafortunadamente me he quedado sin fósforos.

Se ríe. — Hmmm —dice, entrecerrando los ojos como si viniera con algún plan brillante—. Eso es un inconveniente lamentable. —Mira a mi coche estacionado en el camino de entrada y luego de nuevo a mí—. Podríamos simplemente arrastrarnos hasta tu coche para que no nos vea.

Y sería un plan brillante si involucrara a una chica ensuciándose.

He aprendido en mis seis meses, de idas y vueltas, con Val que a las chicas no les gusta ensuciarse.

—Te ensuciaras las manos —le advierto—. No creo que puedas entrar en un sofisticado restaurante de sushi con las manos y vaqueros sucios.

Mira a sus vaqueros y luego a mí. —Conozco este gran restaurante Bar-B-Q al que podríamos ir en su lugar. El suelo está cubierto de cáscaras de maní desechadas. Una vez vi a un hombre muy gordo comiendo en un reservado y ni siquiera llevaba una camisa.

Sonrío al mismo tiempo que me enamoro un poco más fuerte por ella. —Suena perfecto.

Los dos nos tiramos en nuestras manos y rodillas, y nos arrastramos fuera de su porche. Está riendo y su risa me hace reír. —Shh —le susurro al llegar a la parte inferior de las escaleras. Nos arrastramos por el patio a toda prisa, los dos mirando hacia la casa de Sky cada pocos metros. Una vez que llegamos al coche, llego a la manija de la puerta. —Arrástrate por el lado del conductor —le digo—. Es menos probable que te vea.

Le abro la puerta y se mete en el asiento delantero. Una vez que está dentro del coche, subo detrás de ella y me deslizo en mi asiento. Los dos nos agachamos, lo que no tiene sentido si piensas en ello. Si Sky fuera a mirar por la ventana de su dormitorio, vería mi coche estacionado en la vereda de _____. No importaría si viera nuestras cabezas o no.

Buscando A CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora