ᴅᴇʟᴛᴀ | ᴅᴏᴅᴀᴍ

🍋┊Capítulo 15

Silencio.

No hubo respuesta por parte de Doyoung.

Así estuvieron por unos momentos, y justo cuando el delta iba a volver a hablar, la tierna voz de Doyoung se escuchó.

- ¿Te molesta? - sonaba... ¿desanimado?

- ¡Para nada! E-es solo que... - suspiró - nadie que no fuesen mis papás me habían tratado así... me hace sentir, especial.

- ¿Y no lo eres?

- B-bueno... n-no lo-

- Para mí... Yedamie es muy especial - esa última oración la dijo en voz baja. Pero audible para el delta.

Su corazón latía muy fuerte, y esas mariposas que sentía en su estómago volvieron a revolotear.

- Taro también es especial para mi - pudo sentir cómo su rostro comenzó a sonrojarse a más no poder.

Nuevamente, el silencio gobernó.

¿Lo había dicho o lo había pensado?

- Damie... - Llamó el omega.

Yedam ya no podía aguantar no ver a Doyoung.

Necesitaba verlo. Ver su lindo rostro sonrojado. Ver sus lindos ojitos, que cuando sonreía desaparecían y formaban dos medias lunas. Ver su bonita sonrisa tímida.

Necesitaba estar con él.

El delta se sentía muy nervioso, ¿estaba bien lo que iba a decir?

- ¡Dobby, sal conmigo mañana! - habló antes de que Doyoung volviese a decir algo.

- ¿E-enserio?

- S-si - dijo tímidamente.

Unos segundos de silencio pasaron antes de recibir una respuesta.

- M-me e-encantaría - se pudo escuchar una risita tímida.

Y así, se pusieron de acuerdo en dónde y a qué hora se encontrarían.

La llamada terminó a las 6:45 de la mañana, aunque les hubiese gustado hablar por más tiempo.

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Habían quedado en verse a las 8:00 de la noche. Yedam iba a pasar por Doyoung y juntos tomarían un autobús hasta un centro comercial que estaba cerca de donde este último vivía.

Yedam acababa de salir de ducharse. Se encontraba frente al espejo del baño.

En una de sus manos tenía un frasco el cual contenía sus supresores.

¿Debería utilizarlos?

A pesar de cuando los usa, su asqueroso aroma sigue ahí, solo que menos fuerte. Él no quería que en su cita con Doyoung lo viesen mal e hicieran comentarios desagradables. Quería que esta salida fuese especial.

¿Debería utilizar doble supresor?

Su mente era todo un debate. Pero en medio del desorden que tenía en su cabeza, un recuerdo vino a ponerle fin.

¡A Doyoung y a mí nos encanta!

Sus mejillas poco a poco se sonrojaron.

Salió del baño y guardó el frasco en el cajón de su buró. Sin más, fue a su armario y trató de formar su mejor outfit.

Eran las 7:50 de la tarde cuando terminó de arreglarse.

Tomó su teléfono y sus llaves para después dirigirse a la entrada de su casa. Iba pasando por la sala cuando una voz lo hizo detenerse.