Capítulo 25

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POV MEGHAN

Mi cerebro está concentrado en una sola cosa, aquella niñita de cabello castaño que jugaba alegremente con sus muñecas enfrente de mi asiento.

Me encontraba en el aeropuerto aún, faltaban 30 minutos para abordar el avión. Ya había esperado alrededor de una hora. Estaba aburrida, frustrada.

Todo este tiempo mi mente sólo me apuñalaba diciéndome que estaba cometiendo un error. No era un secreto que era una de las personas más indecisas, no existe ningún recuerdo en mis memorias donde realmente he estado segura de mis propias decisiones.

Al ver a esa nenita recordé a Daryl con una sonrisa bonita en su rostro cuando le contaba que tendríamos una familia numerosa. Llena de niños corriendo por toda la casa, contagiándonos de risas y de alegría. Con almas tan puras y corazones felices.

No creo que nada de eso vaya a pasar ahora, mi futuro de buena madre se había esfumado más rápido de lo que canta un gallo.

Un nudo se me formó en la garganta y las lágrimas comenzaron a salir. No supe cómo ni cuándo, pero tenía a la niñita enfrente de mi. Ella me veía con sus grandes ojos llenos de confusión, sus preciosos ojos marrones.

— Hola, mi nombre es Katie. Me gustaría saber cuál es tu nombre. Porque mi muñeca tiene los ojos bonitos como tú. Así que deberían tener el mismo nombre ¿no lo crees? — dijo la niña con una voz suave, sus palabras llenaron mi corazón de ternura.

— Hola Katie, tienes un nombre muy bonito. Yo soy Meghan, es un placer conocerte.

— Me gusta tu nombre. Mi muñeca también se llamará Meghan ahora. Pero ¿por qué estás llorando? No te ves muy feliz.

— Amm, verás, es sólo que estoy muy emocionada de volver a mi hogar. Me puse algo melancólica al pensar que volveré a ver a mi familia.

— Oh, también lloras mucho. Mamá dice que no está bien llorar por cualquier cosa, podría hacerte daño. En lugar de llorar deberías de sonreír. Sonreír es muy fácil y eso pone a tu corazón feliz. Puedo enseñarte a sonreír, sólo debes mostrar tus dientes así — dijo ella y me dedicó una sonrisa bonita, tenía unos dientes blancos y pequeñitos, era adorable.

— Dios mío, tienes la sonrisa más bonita de todas, tienes razón, debería de estar muy feliz. Ahora voy a sonreír mejor — dicho eso me esforcé en poner una sonrisa y miré a la niña con ternura — ¿Así está mejor?

— Si. Así está mejor.

— Eres una lindura, ¿te puedo dar un abrazo?

La niña asintió con la cabeza y extendió sus dos pequeños brazos para que yo pudiera abrazarla protectoramente. Mis brazos envolvieron su pequeño cuerpo y su aroma a vainilla llego a mi nariz dándome tranquilidad.

Fue la mejor sensación. Así era como se sentía una madre, era este el gran sentimiento de amor incondicional. Y pensar que toda mi vida he estado esperando por tener a mi propia hija abrazándome de esta manera. Para poderle dar mi amor y poder ser tan felices.

En el momento que ella se alejo de mi sentí que me rompía. Yo en verdad quería que ella se quedara más tiempo conmigo. Ella me dedico una sonrisa y se fue corriendo con su familia.

Ella no me pertenecía. Yo sólo era una extraña para ella. Me jodía saber que nunca experimentaría esa sensación de maternidad. Nunca podría saber lo que se sentía el amor de un hijo. Nunca tendría a mi bebé.

Iba a romper en llanto si no salía de ahí. Así que tomé mi maleta y caminé al azar por el aeropuerto. Sólo necesitaba distraerme y tranquilizarme. No podía consumir droga ahora. No era un buen momento, debía buscar otra solución.

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