Narrador omnisciente
Al otro lado de la ciudad se encontraban Aaron y Camila caminando hacia la cafetería. El silencio no los dejaba caminar tranquilos cuando la chica se sobresaltó al sentir una fuerte mirada sobre ella. Aaron con preocupación la miró con cara de tener muchas dudas.
- ¿Estás bien?- el chico lucía preocupado- ¿Se te ha olvidado algo en clases?- El oji marrón no parecía calmarse al ver que su acompañante no respondía. Pasaron unos segundos cuando de la nada la chica respondió a la leve sacudida de su amigo. La pelicastaña lo miró y asintió con la cabeza señalando que se encontraba bien.
- Si, me he quedado un poco... embobada? No pasa nada- Intento despreocupar a su acompañante para que no se alterara.
- Si tu lo dices esta bien, bueno, y qué vas a pedir?- La chica no se dio cuenta de que Aaron la llevó hasta la cafetería para que no le pasara nada.
- Si emm, un capuccino está bien, no soy mucho de café- El chico asintió y se dispuso a ir a pedir los cafés, mientras que nuestra protagonista buscaba algo, le pareció algo raro lo de hace rato, asi que empezo a buscar de donde provenía esa mirada. Mientras que miraba a cada lado de la cafetería dirigió su mirada al escaparate, pudiendo ver un pie de queso, tanto le gustaba lo dulce que se le olvidó por completo lo de hace rato. Camila se levanto y camino hacia el pie de queso, cuando llego apartó a su acompañante y se pego a la vitrina.
- Quieres algo de aquí verdad?- El chico conocía perfectamente lo golosa que llegaba a ser nuestra protagonista.
- Es que tiene tan buena pinta que- la chica buscaba la palabra correcta mientras la baba se escurría de su boca.
- Disculpe, ¿cuánto vale el pie de queso?- preguntó la chica dirigiéndose al dependiente de la caja.
- El pie de queso es nuevo asi que lo tenemos rebajado para que la gente pueda probarlo, pero esta oferta solo dura una semana, si quieres te pongo una rebanada.- El cajero le giño un ojo para después dirigirse a la vitrina donde se encontraba el pie que tanto quería nuestra protagonista.
- Si emm.. Mira, ponme dos rebanadas, una para tomar aquí y la otra para llevar, gracias- a la chica le pareció un poco raro pero supuso que lo vio mal.
- Claro, en un momento te lo doy- dijo el hombre con una sonrisa- Y tú qué vas a pedir?- Aaron noto el desprecio con el que le miraba el dependiente.
-Emm pues, dos capuccinos por favor- El chico no despegaba la vista de Aaron y a él le causaba cierta incomodidad.
-En unos minutos estarán listos, siéntese y le llamaremos para que venga a recoger su pedido-
El dependiente se dispuso a cortar una rebanada de pastel para guardarla en un caja terminó de cortar otra rebanada y llamó a Camila.
- ¡Guapa! Aquí tienes tu rebanada y en el papelito te he puesto mi número de teléfono por si quieres que nos conozcamos- Cuando la chica notó que el dependiente se le estaba insinuando decidió seguirle el juego para saber hasta dónde podría llegar su jueguito.
- Claro, muchas gracias...- pensaba mientras buscaba la etiqueta del dependiente- ...Asher, te hablo esta noche- Camila le dio una de sus mejores sonrisas para que el chico pudiera creerse el cuento. En cambio, Aaron estaba petrificado, en su mente se estaba imaginando como podría sacar de problemas a Camila después de que el chico se le insinuara y que ella le ahuecara las ideas.
De vuelta a casa después de clases, Aaron recordó algo que le quería decir a su acompañante.
- Cam- Comenzó a hablar- Un amigo mío me ha invitado a una fiesta este sábado, se que tenemos que empezar el proyecto y presentarlo, pero es para dentro de dos semanas, aparte, ya tenemos toda la información, solo nos falta pasarlas a unas diapositivas. ¿Quieres venir? - El chico miró con entusiasmo a la chica esperando una respuesta.
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Gracias a tu capricho (EN PAUSA)
HumorCamila, una joven de 23 años, se ve acorralada entre la espada y la pared, tras ser secuestrada por su acosador, después de conocer a Aarón; vecino y compañero de clases en la universidad de su ciudad. Tras ser secuestrada, sus amigos y seres querid...