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al llegar a casa, catalina, la madre de victoria la lleno de besos en su cara.
—ay mi vida, no sabes lo orgullosos que estamos de ti amor. - dijo abrazandola con fuerza.
—mamiii, me ahogas.
—disculpa hija ¡es que estamos muy felices de que lograste hacer un amigo hoy! su padre, paolo, se unio al abrazo, fue un lindo abrazo familiar que duro un par de minutos.
—bien señorita, a la cama. mañana no quieres quedarte dormida para ir con tu amigo ¿verdad?
—no pa, me lavo los dientes y me duermo. se rio y comenzó a subir emocionada.
al entrar a su cuarto la niña comenzo a reirse y a hablarle a sus peluches.
—chicos, no van a creer lo que paso ¡tengo un amigo! por fin logre hablar con alguien, es un niño ¡y tiene rizos! tambien es uno de los madrigal, puede cambiar de forma, es muy simpatico. - dijo entre susurros, ya que para sus padres ella debia estar dormida.
despues de su agradable charla con sus peluches, comenzó a abrazarlos uno por uno, para luego quedarse dormida.
—hija, amor, ya es de mañana. su madre comenzó a levantarla haciendole cariño en su cabello.
poco a poco, fue abriendo los ojos.
—¡buenos dias ma! bostezo.
—buenos dias amor. le beso la mejilla suavemente y le hizo cosquillas. —¡hora de levantarse bonita! desayunas, te vistes y te voy a dejar a donde los madrigal ¿si?
—¡esta bien! se sonrieron.
bajaron y tuvieron un lindo desayuno. su padre cocinaba bastante bien y los huevos revueltos eran su especialidad.
luego de charlar por un rato y de tomarse su jugo de piña, victoria fue a vestirse a su habitación.
para el dia de hoy, decidió ponerse una camisa celeste con una falda algo más oscura que le llegaba más abajo de la rodilla. cepillo su pelo y comenzó a dirigirse hacia la casa de su nuevo amigo.
no necesitaba ir con su madre, ya que todos la conocían en el pueblo, confiaba en ellos y en la casa madrigal, solo que la pequeña no era muy buena con las palabras.
al llegar comenzó a golpear la puerta, con algo de timidez, ya que no sabría quien podría abrir, solo esperaba con todas sus fuerzas que sea su amigo. al ver que nadie abria, decidió llamar.
—¡a-alo! ¡soy victoria! dijo tratando de sonar lo mas fuerte que pudo.
—¡yo voy! se escucho una voz femenina desde dentro.
