Tócame, márcame, sáname, ámame

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Reginal sorprendía a Jethro de mil formas. Sus habilidades en la cocina habían mejorado, recreando platillos más elaborados con mejor sabor y apariencia, mucho tenía que ver que Carmina le ayudaba a resolver sus dudas culinarias, en su educación avanzaba con pasos firmes, tomando cada oportunidad de aprender sobre mil y un temas, era sorprendente lo bien que salió en su prueba para terminar la educación primaria, con un promedio excelente, eso se demostraba en sus pláticas y en la manera de resolver situaciones, había razonamiento, duda, preguntas y evaluación, también era objetivo y mantenía un sentido del humor ingenioso. Reginal se había adaptado a vestir de manera formal, aunque solo estuviera en casa, y seguía siendo muy limpio, también amaba usar las tecnologías y por diversión tomaba cursos gratuitos, eso le beneficiaba de manera que ahora le hacía documentos a Jeth y este le daba una gratificación. Reginal era humilde, no aceptó una nueva tableta, usaba una bastante funcional que Carmina le había regalado, también se las arreglaba muy bien con la computadora desechada de Jet. Reginal no podía creer todo lo que el agente tenía almacenado, el chico había hecho varios arreglos y había decorado nuevos espacios en casa y jardín, dando a los muebles una nueva oportunidad, las vistas que llegaban a casa elogiaban el buen gusto del agente y este no se colgaba las medallas, sino que daba el reconocimiento a Reginal, quien hasta había ayudado a Carmina a decorar su casa sin gastar más que en lo mínimo, Carmina, la mujer se había encariñado mucho con el joven, con quien salía a comer y con quien intercambiaba visitas, Jet se reía internamente, ya que su suegra honoraria defendía al muchacho de manera feroz, ella realmente lo amaba y era reciproco.
Por desgracia las semanas pasaron y no hubo otra amenaza, haciendo que la agencia decida retirar la vigilancia. Cosa con la que Jethro no estuvo de acuerdo, pero comprendía, no tenía recursos legales que justificasen la retirada de los agentes, así que mientras él no estaba en casa Reginal tenía terminantemente prohibido salir solo a la calle.

La rutina era doméstica y relajada, hacían las compras, Reginal había animado a Jet a pintar el mismo su casa, también hacían el amor como posesos, en cada rincón de su casa.

El muchacho yacía recostado en la cama que ambos compartían, —Por favor señor lléneme con su corrida, ­—gemía Reginal de forma nada masculina, cosa que a Jethro le encantaba.
—No me des orden niño, la mano de Jethro estampó una fuerte nalgada que a Reginal le obligó a arquear la espalda exponiendo más las caderas para que Jethro lo penetrara aún más profundo. — ¡Oh sí!, —Gruñó Jethro mientras sentía a Reginal abrirse para él. —Me encanta tu cuerpo Regi, —Jethro había descubierto que le encantaba su hombre con perforaciones, pero disfrutaba en extremo el de su pene, el cual tocaba y torturaba solo para sentir la sexy joyería entre sus dedos, —es todo suyo señor. —Reginal movió un poco más la cadera mientras sus brazos se apoyaban en el abdomen de Jethro que estaba acostado comiéndose con la mirada a Reginal, mientras este lo montaba como si estuviera sobre un potro. Un profundo beso y ambos explotaron al mismo tiempo, como casi siempre que hacían el amor. Jethro degustaba el espeso semen en su abdomen el cual recogía con los dedos. Ahora ya no usaban condón así que a Jethro le excitaba sentir y ver su semilla deslizándose por su polla para salir por el saturado agujero, eso solo lo ponía más duro así que empujó nuevamente haciendo gemir a Reginal.

—! Aaaahggh señor!, ¡mmmm tan rico!, —Reginal se mordió el labio al sentir la fuerza de su erección, —quiero joderte un poco más Regi, así que se buen niño y déjame todo a mí. Jethro empujó una vez más haciendo que Reginal lo reciba nuevamente apretando alrededor de la polla de Jethro, — ¿te gusta Regi?, ¿te gusta cuando te la meto duro?
—S...sí señor, me encanta, —el sonido del colchón junto con las caderas chocando fue una recompensa para ambos que nuevamente explotaron ante esa deliciosa entrega.
—Te amo muchacho, un suave beso se plasmó en la frente de Reginal, mientras Reginal recargaba la cabeza en el pecho y su mano jugaba con el suave vello rojizo del pecho de Jethro, —te amo también Jeth —el chico chupó juguetonamente el pezón izquierdo haciendo gemir a Jethro marcando la pálida y pecosa piel del agente, —no desates a la bestia niño, luego no puedes con él, —Reginal rio —tiene razón señor, el culo me llega a doler varios días entre sus nalgadas y la fuerza con la que me coge, —eres un atrevido niño, otra palmada en el firme y pequeño trasero hizo reír a Reginal —mejor vamos a descansar antes de que me vaya al operativo. Envolviéndose entre las sábanas durmieron abrazados no sin antes acariciarse con ternura y declararse su amor con devoción, pues ambos sabían que ahora estaban completos.

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