La táctica del príncipe

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"Y un pedacito de mí te pertenece, ese débil cachito que no está dañado ni herido es todo tuyo y está listo para que lo destruyas o lo hagas florecer".

RGBK

Reginal temblaba esperando la reacción de Jethro, en realidad no entendía que sucedía entre el agente y él, pero prefirió no cuestionar y tomar lo que se le ofrecía. Así que sin pensar cayó sobre sus rodillas para bajar el cierre de Jeth quien lo observaba con los sentidos nublados por el deseo hasta que gruñó, algo del maldito buen juicio regreso a él, no quería que Reginal malinterpretara las cosas, no quería que el muchacho pensara algo que no era y por todos los cielos, no quería que la primera vez que intimara con Regi fuera algo tan vacío y banal como una chupada en los pasillos de su casa. No, Jethro quería hacer el amor, quería grabarse en cada parte del chico, y con ello transmitirle lo importante que este ya era para su vida, y lo mucho que había cambiado su mundo, quería que su amor y devoción sea tatuado en la suave piel de este.
Quería decirle que adoraba verlo con el ceño fruncido mientras trataba de comprender algo que acababa de leer, que amaba comerse la asquerosa sopa de fideos que sobrecocia, que era terrible cantando en inglés, pues le daba cáncer auditivo, mientras su muchacho, entusiasmado gritaba en dialectos que estaba seguro, abrían portales paranormales, pero que su cuerpo se movía tan sexy cuando se entregaba al ritmo de la melodía, que aquellos ojos verdes con betas azules y grises le parecían unas piedras hermosas. Quería decirle que lo quería con cada tatuaje, con cada cicatriz, cada perforación y que todo eso lo hacía ver condenadamente hermoso y no cambiaría algo de él. Así que con pesar tomó al chico por los brazos y lo puso de píe, a pesar de que deseaba sentir esos labios rodeándole, mojándole, y de que la oferta era tentadora.

Reginal se sintió avergonzado, — ¿hice algo mal?, ¿querías joderme?, O ¿acaso querías que yo lo te la meta?... —Jethro soltó una afable carcajada, —Reginal, eres un amor, eres mi amor, —Jethro lo abrazó y al instante Reginal sintió que su corazón y el del agente se sincronizaban, y le parecía otro hombre al cual ansiaba conocer. —Debo irme Regi, te llamaré apenas pueda, —Jethro soltó a Reginal de muy mala gana, pero le gustó sentir que el muchacho se aferraba a la bolsa trasera de su pantalón siguiéndolo por toda la casa como un niño pequeño que no quiere separarse de su padre, mientras Jethro tomaba la pequeña maleta que previamente había preparado.
Cuando se despidió Jethro en la puerta se acercó al chico hasta que su barba y bigotes pelirrojos hicieron cosquillas en el oído del muchacho, —te prometo regresar, —la fuerte y aguardentosa voz de Jethro hizo que la piel de Reginal se erice, —voy a regresar porque... —la expresión preocupada estaba reflejada en el rostro del muchacho y el agente quería asegurarle que regresaría, que él era su motivo para volver —necesito hacerte el amor, necesito hacerte mío, —separándose un poco tomó el rostro del muchacho y lo levantó, —¿estás de acuerdo?
—Reginal asintió lentamente mientras tragaba con fuerza haciendo que su garganta se mueva en cada momento obviamente imaginando todas las infinitas posibilidades de aquella promesa, Jethro estaba seguro de que un segundo más delante de Reginal y lo tomaría ahí mismo así que sin tardar más le dio un suave beso y se fue.

Jethro miraba el celular cada cinco minutos, y es que apenas hacía una hora que había dejado a Reginal a salvo en casa y ya lo extrañaba, —Estas muy distraído Jeth, la voz de Juan quien también era parte del escuadrón trajo a la realidad al agente, —me preocupa dejar a Reginal sólo, —Juan revisaba su rifle de francotirador y ajustaba la mirilla, —te admiro hombre, tu dejaste una vez más este mes a un ex pandillero solo en tu casa, y a saber si no hará algún desmadrito, —Jethro no quiso explicar que en realidad eso no le preocupaba, sino que Reginal estaba muy asustado cuando lo vio partir, — la próxima vez creo que hablaré con Carmina para que vaya a ver qué tal está Regi, —Juan con una mirada incrédula bajó el rifle, escuchó muy bien el diminutivo con el que se dirigió Jeth al chico, —¿Regi?, ¿Dime Jeth, ya lo empezaste a joder?, —la indiscreta pregunta molestó a Jethro, apreciaba a su amigo, pero no toleraría que se metiera en su vida y menos que emitiera juicios sobre Reginal, —escúchame muy bien Juan, —la mirada de Jethro era fría e intimidante, —el muchacho es digno de toda mi confianza, y no te voy a permitir a ti o a cualquiera, —se volteó para advertir a los demás agentes a su cargo que de manera discreta escuchaban la plática de su capitán, —que se dirijan a él de esa manera o que se metan en mi vida, —de manera inconsciente Jethro acarició su arma que colgaba en la pistolera, —es mi problema si me lo cojo o no, pero no quiero que vuelvan a sugerir cualquier guarrada de su persona, porque les informo de una vez que, Reginal Esparza es mi pareja, ¿está claro?, —Juan Canseco apretó la mandíbula y asintió, lo mismo que los demás agentes.
En el convoy hubo un incómodo silencio, pero todos estuvieron de acuerdo, aún sin comprender exactamente qué había sucedido, lo único que sabían era que su jefe tal parecía que se había enamorado de un chiquillo que podría traicionarlo y matarlo mientras se limpiaba el culo, eso era lo que en realidad les preocupaba, aunque también llegaron a la conclusión de que el chiquillo había tenido infinidad de oportunidades para desvalijar la casa del laureado agente, o para matarlo y desaparecer, pero no había sucedido nada de eso, en todo caso el agente llegaba feliz, se veía emocionado y hasta aprovechaba para irse a casa, eso sí, sin descuidar sus obligaciones, así que lo que sea el chiquillo estaba haciendo con el agente, ellos también se beneficiaban y no discutirían.

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