Poco a poco fueron pasando los días, en los cuales Jethro intentaba incluir al joven en su vida diaria, esperaba hacerlo de una manera ligera, sin presiones, observando que era lo que mejor funcionaba en Reginal quien parecía amar seguir ordenes, el chico era muy claro en mostrar que odiaba tomar decisiones, su inseguridad se mostraba en su expresivo rostro.
Su primer reto fue lograr que Reginal confiara en Jethro, quien al ser un experimentado dominante tenía su propia manera de lograr su objetivo y esto era con mucha paciencia, pues un buen dominante no perdía los estribos por cualquier cosa, sino, sería un fantoche que no podía controlarse a sí mismo menos a un sumiso o cualquier situación a su al rededor.
Era un trabajo agotador el lograr que alguien que sólo sabía de tratos duros entendiera que Jethro solamente quería ayudarlo sin esperar algo a cambio, los gruñidos, los bufidos, las palabritas murmuradas eran reacciones normales de inconformidad, pero siempre eran dichas con cierto recelo.
Al principio el joven parecía medir los límites de Jethro, quería ver hasta cuanto el agente estaba dispuesto a tolerar, pero Reginal no se sentía especialmente valiente como para dejar las cuerdas del agente demasiado tensas, la obediencia no era un problema para Reginal, tal como lo era adoptar la disciplina de ayudar en casa, de recoger su ropa o hacer su cama, después de todo esas cosas no eran necesarias en una pandilla de sucios adolescentes rabiosos o adictos.
El primer obstáculo de Jethro fue la colaboración en casa ¿cómo le podría exigir a Reginal realizar tareas si este jamás había tenido un lugar confortable para quedarse? Necesitaba respuestas para poder elaborar un buen plan.
—¿Dónde vivías antes Reginal? —Jethro recogía la mesa después del desayuno mientras le había ordenado al muchacho que observara su rutina para que luego él participara de los quehaceres de la casa, —Reginal, al principio de cada conversación se quedaba tenso y callado, pero miraba la expresión segura e imperturbable de Jeth y entendía que aquel no se iba a dar por vencido en obtener una respuesta, así que se relajaba poco a poco, —bueno, —la voz bajita y la mirada en el suelo siempre eran el principio de la conversación, mientras Jethro mostraba al muchacho como hacer las cosas de la casa, —levanta la mirada muchacho, o solo aprenderás a responder cuantas lozas tiene el piso, ahora responde, Reginal se aclaró la garganta mientras sus ojos seguían atentos los movimientos del agente, —a veces dormíamos en una casa que la pandilla tenía en las afueras de la ciudad, — Jethro con la experiencia de un buen agente y la maña de un buen dominante seguía con sus actividades como si la información no le importara más de lo debido. Sin embargo, prestaba atención a cada reacción y detalle que Reginal proporcionara.
—Y tú, ¿tenías una especie de recámara o algo parecido?
—Por primera vez desde los días que se habían conocido, Reginal rio bajito mientras negaba con la cabeza, —hecho que hizo sonreír a Jethro al notar como el muchacho parecía ablandar sus tormentosas facciones haciéndolo parecer un adolescente solo con ese gesto. —No, siempre dormíamos en el suelo, a veces en las calles o en algún auto destartalado y abandonado, —respondió Reginal de manera natural.
—Es por eso que cuando recién llegaste dormías en el suelo por las noches, —Jethro dijo sin parar lo que estaba haciendo, —Reginal suspiró mientras su cuerpo se tensó un poco al darse cuenta de que por las noches fue observado por el agente, el muchacho sabía que no era mala la intención del hombre, él hubiera hecho lo mismo si no hubiera estado tan malditamente cansado que caía inconsciente los primeros días, sin tener en cuenta que Jethro le pudo haber dado un tiro mientras dormía, pero tampoco podía confiar demasiado, después de todo lo estuvo vigilando en la noche, por lo que ahora le había dicho el agente, —Reginal miró hacia algún punto en la pared, él no le diría al agente que se sentía sucio e indigno, no le diría que nadie lo había tratado con amabilidad en muchos años, tampoco le diría que aun con las semanas ya pasadas en aquella casa no se sentía en confianza, —sí, es por eso, —fue la árida respuesta del chico.
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Sumiso
Storie d'amoreTercera historia de la serie BDSM. Con un personaje entrañable. Reginald Esparza, un chico que apenas acaba de cumplir 18 años ha sido formado en la calle, la única familia que conoció fue una pandilla, la más salvaje de todas. Con un aspecto angeli...