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Sábado, 5:36 pm.

Otra fecha para la exposición de la galería fue abierta, esta vez, en un pequeño centro de artes, al poco concurrido y adinerado noreste de la ciudad, una zona de viviendas. Las fechas habían sido establecidas en viernes, sábado y domingo, sería demasiado arriesgado ir los tres días, seria claro que no iban simplemente a ver las obras, así que el sábado parecía el dia correcto, ese día en particular más que una simple exposición, sería una subasta, la dirección y fecha fueron encontradas por el área de investigación de la policía, ya que, seria demasiada casualidad volver a encontrar otro anuncio en la calle, lo mas singular de esta ocasión eran las máscaras que debian usar.

Esta vez el protocolo fue organizado, fuera de la galería tres autos con policías de la UI esperarían pacientemente a cualquier movimiento o situación inesperada, Valentina se había rehusado totalmente a usar micrófonos, solo aceptó utilizar el mismo collar con cámara y darles una visión sin audio de lo que ella viera.

El plan era ir, mostrar interes en las obras, hacer saber que querían comprarlas y de allí tratar de hablar con el autor o al menos, quien esté a cargo, esa persona sabría dar con el autor. Por el incidente anterior les preocupaba que levantara sospecha, es decir, ¿por qué irias de nuevo a la exposición donde pasó algo tan raro como aquello? Igual y esperaban que todo saliera acorde a lo previsto.

Lo que no estaba previsto, como se había vuelto habitual, eran las reacciones mutuas de las chicas al verse. Valentina estaba parada al lado de la puerta del copiloto, esta vez Juliana se había tardado, más de 20 minutos, así que bajó de la camioneta para caminar de un lado a otro, se encontraba nerviosa. Cuando escucho la puerta principal del edificio abrir y cerrar, se detuvo a ver a la diseñadora, siempre robandole el aire, sonreía con cierta timidez, caminando esta vez con vestido corto, no demasiado formal, se veía preciosa, imponente con ese vestido negro de mangas largas dejando a la vista sus sensuales piernas, con la musculatura y suavidad perfecta para hacer suspirar a la castaña.

- Dios, Juls. ¿Cómo le haces para verte hermosa todo el tiempo? - Juliana sin responder, le dio un abrazo en saludo, apoyando sus manos en la cintura de Valentina, y ésta, envolviendo sus brazos en el cuello de Juliana. - Y oler delicioso a demás. -

- Que exagerada eres, Val. - Se separó sin mover sus manos de la cintura de la castaña quien dejó sus manos en los hombros de la otra. - Todo lo que dices, debería decirtelo yo a ti, estás preciosa... - Pasó su mano por el castaño y hondulado cabello de la chica frente a ella. - Feliz de que seas mi cita por las proximas exposiciones de arte. -

- Feliz yo, por la misma razón. - Juliana no había roto el contacto físico con ella, lo cual era una buena señal para Valentina, quien llevo sus dedos a la parte porterior del cuello de la chica frente a ella, lentamente, hasta acariciar con una suavidad casi imperceptible la piel bajo sus dedos, era una posición comprometedora, no tanto por donde se encontraban sus manos ni la cercanía, eran sus miradas y sus sonrisas las que delataban lo que sucedía dentro de ellas.

Juliana se acercó sin dudar y le dejó un beso seguro y delicado en la mejilla a Valentina, pudo haber sido en la esquina de sus labios, pero podría ser demasiado, así no estaba mal haberlo dejado, al menos, más cerca de sus labios que de sus pómulos.

- Deberíamos irnos ya, Val. No quiero salirme del cronograma. - Dijo mirando los ojos azules, tratando de saber su reacción, pero no fue legible para ella, solo supo que su acción no fue rechaza o recibida de manera negativa y eso la animaba a arriesgar más la próxima.

- Si, tienes razón, no quiero un policía gritandome. - Su voz salió casi como un susurro, distraída. Se separó y abrió la puerta del copiloto para darle paso a Juliana, ofreciendo su mano para ayudarla a subir cómodamente con el vestido y botas de plataforma.

Lienzo y Armas || JuliantinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora