King Of My Heart. [Kazufuyu]

Nuevo comienzo.

"I'm perfectly fine, I live on my own
I made up on my mind I'm better off bein' alone.
We met a few years ago
Now you try on callin' me, baby, like tryin' on clothes.
And all at once you are the one I have been waiting for.
And all at once, you are all I Want, I'll never let you go. King of my heart, body and soul"

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Sus piernas dolían y su pecho ardía como nunca antes lo había hecho. Estaba descalzo, las espinas se encajaban con violencia contra la piel de sus plantas y su garganta estaba seca.

—¡No te vayas!, ¡No me dejes!

El eco traía en olas una y otra vez sus palabras, persiguiendo un fantasma entre sombras oscuras, tratando de aferrarse a esa luz, al único brillo que había tenido en su vida y jamás aprovecho como debió hacerlo.
A sus espaldas cientos de cazadores lo perseguían con rifles y cuchillos; risas cínicas y palabras hierientes. Las antorchas estaban ardiendo y tenían una hoguera preparada para quemar al traidor. Por más rápido que corría, sentía que jamás podría escapar. La luz se alejaba a cada paso que daba, el cielo estaba nublado y nubes de sangre advertían de la tormenta, tal vez solo eran sus lágrimas las que no lo dejaban ver el sol.

Tropezó, como tantas veces en el pasado. Rodó a través de una montaña, las ramas picaban y no podía sostenerse de nada, una piedra golpeó justo en su costado provocando una arcada, quedó atorado en el tronco de un viejo árbol. Todo su cuerpo ardía y sus rodillas estaban sangrando. Estaba cansado de correr, cansado de vivir.

—Perdóname, por favor. Perdóname. ¡Me equivoqué! Lo sé, lo sé. Joder, vuelve. ¡Debí morir yo! Todo fue mi culpa... Regresa.

Se retorció de dolor entre hojas secas y espinas caídas. Todo a su alrededor estaba tan muerto como su pobre corazón, ya no quería sentir más dolor. Correr contra el viento, nadar a contra corriente, nada era fácil, nunca nada en su vida lo había sido.
Suponía que así debió ser, que nació para sufrir, ni siquiera las personas que debieron cuidarlo y velar por su bien lo hicieron, no tenía derecho a esperar nada de un mundo cubierto de oscuridad, dónde cada persona ve por su propio bien sin ponerse a pensar en el resto. Todos avanzan. Bebés nacen, ancianos mueren. Pero él se quedó atascado en el mismo lugar desde hace más de una década.

—¡Kazutora!

¿Baji? Debía estar alucinando. Se puso de pie con piernas temblorosas y con chorros de sangre escurriendo de sus rodillas, una sonrisa amarga se formó en su rostro, su amigo estaba muerto.

—¡Kazutora!

Las lágrimas se detuvieron y solo podía sentirse vacío. No quería seguir así, no podía seguir así.

—¡Kazutora!

Volteó a ver a sus brazos, las heridas y cicatrices se estaban abriendo. Era como si alguien estuviera sosteniendo sus brazos y se dedicara a quitar los puntos, a abrir cada marca y gritarle a la cara que no pertenecía a ese mundo.

—¡Kazutora Hanemiya!

Era divertido. Ver toda su vida siendo proyectada como una vieja película.

Debía haber algún acantilado en algún lugar, si salta, todo el dolor terminaría. Con pasos lentos y tortuosos comenzó la búsqueda, pero entonces, una mano lo jalo del cabello y lo hizo caer de espaldas. No dolía, era suave, el cielo estaba azul y el sol se asomaba desde una esquina, tal y como en sus dibujos de niño.