King Of My Heart. [Kazufuyu]

Él te amaba.

"Fatefully
I tried to pick my battles 'til the battle picked me
Misery
Like the war of words I shouted in my sleep
And you passed right by
I was in the alley, surrounded on all sides
The knife cuts both ways
If the shoe fits, walk in it 'til your high heels break"

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La silueta se movía con elegancia debido a los rayos de luz que entraban por la ventana; cintura fina y cabellos rubios largos y brillantes, si levantaba la mirada se podría encontrar con unos ojos azules destellantes, diferentes en todo sentido a los apacibles ojos de cielo a los que se había acostumbrado por más de tres meses.

Tik tok, Tik, tok...

El taconeo acompañaba en un baile sin sentido a las manecillas del reloj, talón, punta y talón otra vez, elegancia y algo parecido a lo sofisticado, si no fuera por el nerviosismo probablemente encontraría aquella danza llamativa e interesante, podría tomarse el tiempo para contar los pasos que dió la psicóloga desde la puerta hasta la silla y luego al escritorio, pero el punzante miedo le impedían notar esos pequeños detalles.
Minutos atrás se estaba despidiendo de Mitsuya y agradeciéndole por darle un aventon, ahora se encontraba con unas ganas intensas de morderse las uñas o arrancarse cabello por cabello, eso o fumar alguno de los cigarros que Chifuyu tenía guardados al fondo de uno de los cajones, lo que sea, pero necesitaba urgentemente un placebo o alguna distracción para evitar entrar en pánico.
Su primera consulta después de tiempo, la oportunidad para rehabilitarse, no podía tirar todo a la basura sólo por un ridículo ataque de ansiedad.

—Kazutora Hanemiya, ¿Cierto? —La sonrisa amable de la psicóloga le provocó un poco extraño sentimiento de vulnerabilidad. Contó hasta tres, respiro profundamente y asintió de forma pausada. —Veintisiete años, eres bastante jóven.

No sabía que tipo de respuesta se esperaba, o que reacción buscaba obtener la chica, sin embargo, se sintió ligeramente apenado. Veintisiete años, la mayoría vividos tras las rejas y la otra parte en un limbo constante, dónde era incapaz de darse cuenta de las cosas.
Aún le costaba verse al espejo y aceptar lo que le mostraba el reflejo. Tenía miedo de ver en sus ojos a un asesino, un asqueroso delincuente y una persona sin futuro, se estaba esforzando, cada día, sin falta. Al despertar limpiaba su habitación, saludaba a Chifuyu y desayunaban juntos, tenía conversaciones completamente ajenas a la violencia, era bueno para el trabajo y se le daba bien atender a las personas, siempre y cuando estás no hicieran muchas preguntas. En más de una ocasión se encontró teniendo miedo de que algún cliente fuese conciente de su pasado, que alguien lo reconociera y lo señalará. Le aterraba que el pasado lo alcanzará y sus demonios arrastrarán a Chifuyu en el proceso, pero como si existiera algún tipo de conexión, cada vez que esos pensamientos lo atormentaban, Chifuyu soltaba algún comentario al aire; algo sobre el clima, la comida para los animales o incluso sobre algún programa de variedades. La oscuridad no podía arrastrarlo si la luz ya formaba parte de su vida.

—Bueno, Kazutora, permíteme presentarme una vez más. Mi nombre es Kinomoto Tamayo. Tengo treinta años y seré tu doctora si tú me lo permites.

—Es un gusto.

Se acomodó en la silla y se esforzó por mostrar una sonrisa. Ya había pasado por ese proceso, solo una vez, pero tenía experiencia previa. Pero, haberlo vivido antes no hacía que fuera más fácil, existían heridas que seguirían sangrando toda la vida.