luces encendidas.

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"Late in the night, the city's asleep
Your love is a secret I'm hoping, dreaming, dying to keep
Change my priorities
The taste of your lips is my idea of luxury
And you move to me like I'm a Motown beat
And we rule the kingdom inside my room
'Cause all the boys and their expensive cars
With their Range Rovers and their Jaguars
Never took me quite where you do"

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La nieve caía con elegancia sobre el pavimento, creando un manto blanco y frío en las calles. Las copas de los árboles estaban teñidas del mismo color que los copos y el hielo de la carretera ayudaba a qué los irresponsables tuvieran más cuidado al conducir. Hacía frío, pero era la primera vez que disfrutaba de una nevada, o que lo intentaba.
Un segundo copo de nieve aterrizó sobre la punta de su nariz y lo hizo estornudar, su cabeza se sacudió provocando que el cascabel en su oído sonara, llamando la atención de Chifuyu.

—¿Estás bien? —Ambos tenían las manos ocupadas con bolsas, mejillas sonrojadas y narices rojas, podían hacer competencia con los renos que adornaban algunas de las casas. —Podemos pasar a beber algo caliente, si quieres.

Un mes. Hace un mes que convive con el chico de ojos celestes y aún se sentía diminuto cada vez que le hablaba con tanta amabilidad y dulzura, como si dentro de aquel cuerpo no hubiera espacio para malos sentimientos, algo irreal y falso. Después de todo, cada ser humano resguarda un pasado oscuro, secretos que carcomen la felicidad o miedos que eclipsan el futuro. Nadie podía ser bueno al cien por ciento en un mundo corrompido. Dió dos pasos atrás cuando Chifuyu se acercó con la intención de ayudarle con un par de bolsas, estaba bien. Mucho mejor que bien, nunca se había sentido tan útil, ayudar con las compras y salir al mercado eran cosas que no solía hacer ni de niño, o no lo recuerda. Ahora, a unas semanas de navidad, se encuentra en el centro de la ciudad: abrigado hasta los huesos. Unos guantes cubren sus manos, el gorro con estampado de reno hace juego con su suéter verde, suéter que Chifuyu encontró en descuento días atrás y decidió comprar dos. Parecía un conjunto de pareja o algo así, eran ridículos pero calientitos. Cómodos.

—Si quiero. —Arrugo la punta de su nariz en un intento por evitar estornudar una vez más. Cuando Chifuyu le dió una sonrisa la devolvió casi al instante. En el pasado podía decir que sonreía poco, en ese mes ya había perdido la cuenta de cuántas veces sonreía al día. —Vi una cafetería en la calle de atrás, ¿Vamos?

—Claro, pero primero dejemos las cosas en el coche, las manos se me están entumeciendo. —El gorro que el azabache llevaba le aplastaba el flequillo contra la frente y le daba un aspecto infantil, casi tierno. —Anda, Kazutora.

La convivencia había sido incómoda la primera semana. Desayunos interminables dónde ninguno sabía de qué hablar, temiendo decir alguna estupidez o cometer algún error. Lo único que los unía era el pasado, y no tenían recuerdos especialmente bonitos de este. Su única persona en común fue Baji, pero rara vez hablaban de él. En más de una ocasión se encontró perdido viendo las fotos que decoraban el apartamento de Chifuyu, en más de tres la sonrisa desinteresada y atrevida de Baji adornaba los marcos. Se le veía feliz al lado de Chifuyu. Lo sorprendente es que, el chico nunca veía esas fotos con tristeza o añoranza, era algo más parecido a la nostalgia y cariño. No se han terminado de conocer, pero podría dar a Chifuyu como ejemplo de resiliencia, admiraba la fuerza mental que parecía tener.
Con el paso de los días, las conversaciones se tornaron desde lo superficial hasta temas más íntimos, sin llegar a mucho realmente. Disfrutaban hablar de películas y series. Un fin de semana en particular se engancharon con un programa de cocina y la mañana del lunes hicieron un desastre en la estufa por querer replicar el platillo que les había llamado la atención, esa mañana volvió a reír hasta que le dolió el estómago, risa que murió cuando el chico le dijo que pagaría la mitad de los daños. Injusto.
Metió las bolsas en la cajuela después de que Chifuyu hiciera lo propio y casi enseguida se pusieron uno frente al otro, como queriendo decir algo.

King Of My Heart. [Kazufuyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora