O7 : Manos frías y un beso.

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Habían pasado cuando mucho casi 30 minutos desde que estuvieron encerrados en ese baño para empezar, ambos chicos se habían sincerado por completo, especialmente Luka que le había explicado con lujo de detalle a Adrien lo que había pasado en esa noche tan especial, su pequeño encuentro romántico, su extensa charla sobre la libertad y las dobles vidas, entre otras cosas, le estaba abriendo por completo su corazón al más pequeño, quería que supiera cuanto le había cautivado su presencia; Aunque, por otro lado ya a sus amigos se les había hecho bastante extraño que se estuvieran tomando un tiempo tan exageradamente largo por una simple mordidita, quizás algo tan intimo como lo era ese castigo podía despertar muchas inquietudes y dar pasó a situaciones incomodas en las que ahora podrían estar Adrien y Luka, pero igualmente sus preguntas y especulaciones se esfumaron en cuanto escucharon los gritos que provenían del interior del sanitario, no sonaba para nada a gritos de burla como los que se esperaban los chicos en esa habitación, por el contrario, sonaban a gritos de reproche y enfado que eran propinados por la voz del ojiverde, sin dudarlo fueron a ver que estaba pasando, pegaron su oreja en la gran puerta de color negro y escucharon atentos, no podían quedarse con la incertidumbre de no saber el contexto de aquellos gritos, necesitaban estar enterados, sin embargo, 8 personas tratando de enterarse de lo que pasaba dentro de un baño no era precisamente discreto.

Se escuchaban los murmullos de todos ahí, y es que sinceramente esos chicos no eran precisamente los mejores en aquello llamado discreción, pues sus ganas de escuchar atentos la pelea de Adrien y Luka para saber qué era lo que pasaba los había dejado evidenciados ante los dos que se encontraban en el interior del cubículo. Por su parte, Luka trataba desesperado de calmar a un rubio en shock que seguía sin procesar todo lo que pasó en tan poco tiempo, quería calmarlo con lo que fuera, entendía a la perfección las dudas que le surgían como un inmenso mar al rubio pero esos mismos cuestionamientos estaban enterando a todos de su situación.

Adrien era un chico sensible, muchas veces se atribuía problemas que él no había comenzado y que por supuesto no eran culpa suya, pero así era él, un niño rubio que creció carente de atención y amor que cuando se encontraba vulnerable, no sabía cómo reaccionar y terminaba por asumir consecuencias que no le correspondían.   

- Aquella noche tuviste que mentirme para proteger a Ladybug y sus planes... Dios ¿Qué tan malo debo de ser para no tener voz ni voto dentro de un supuesto equipo? Ella puede hacer lo que desee con nuestras acciones y yo no debo reprochar ni protestar, debo ser fiel a M'lady y sobre todo... Debo ser un buen héroe para todas estas personas que nos necesitan. 

Luka miró con fijeza al rubio que hablaba con algo parecido al rencor en su lengua, era extraño, podría jurar que el traje era una especie de maldición que se tragaba por completo las verdaderas personalidades de su portador y las transformaba a algo conveniente para la sociedad... Que maldita es la vida.

Usar a adolescentes para salvaguardar la vida de ciudadanos malagradecidos que no aportaban nada al mundo más que destrucción masiva.

- Estoy tan... perdido, Luka... ¿Podrías hacerme un favor?... Por favor.

- Claro... Solo pídelo.

- Regresa el tiempo a cuando yo no sabía nada de esto... Regresa el tiempo a antes de que Chat entrará por esa ventana, por favor... No quiero vivir esta realidad.

- Pero Adrien...

Quería explicarle que esa no era la solución y que ciertamente no iba a hacerlo pero algo los interrumpió, un sonido peculiar, algo que hizo a Adrien reaccionar al instante, era Nathalie, la mujer se encontraba tocando la puerta del baño y hablando propiamente mientras le llamaba al ojiverde con paciencia.

Amor a la dupaincheng. + 18 [ Lukadrien. ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora