Está historia pertenece a moralollipop
Hugo despertó.
Su despertador, puntual como siempre, estaba dando brincos sobre la mesita de noche, acompañado por aquel ruido ensordecedor que se le metía en las orejas y le taladraba el cerebro. Pero por más molesto que fuera cumplía con su función, que era la de despertarle incluso de los sueños más profundos y perturbadores. Una gran angustia seguía oprimiéndole el pecho. No lograba deshacerse de aquella sensación; se veía cayendo y cayendo, hasta que finalmente impactaba contra el suelo. Su frente estaba sudorosa. “Bah, no le demos más vueltas” pensó. A fin de cuentas estaba en su cama, entre blandos colchones, y no había ningún peligro. Se dispuso a levantarse aunque su cuerpo se resistía.
Estaba aún entumecido y, en aquel invierno tan frío, abandonar la calidez del lecho y vestirse significaba un verdadero desafío. Pero tenía que hacerlo. Era un profesional y le habían encargado un trabajo. Y él nunca, NUNCA, llegaba tarde.
Así pues, se levantó. Lo primero que hizo fue lavarse la cara, después se puso su camisa, sus pantalones y zapatos, y antes de bajar cogió el abrigo, la boina y la bufanda roja que Amelia le había reglado. En la cocina, mientras preparaba el desayuno, se cruzó con su gato. Era una bestia de pelaje lustroso y negro. Algunas personas creen que los gatos negros traen mala suerte pero él no era supersticioso, o al menos eso le gustaba pensar. También tenía sus rituales mágicos: antes de salir de casa comprobaba todos sus relojes, dos veces, con tal de que estuvieran perfectamente coordinados. Y como siempre, lo estaban.
1, 2, 3… 1, 2, 3… “Tic tac”, “Tic tac”. Ya estaba listo para salir.
Era 31 de diciembre; afuera hacía un frío estremecedor. Se subió la bufanda hasta la nariz, tapándose la boca. Pero a pesar del mal tiempo los comerciantes habían salido como siempre y habían montado sus paradas en la plaza. La tenacidad de aquella gente era asombrosa, aunque si ellos eran lo bastante valientes como para salir a vender, también había aquellos lo bastante estúpidos como para ir a comprar. Al pasar delante del puesto de flores saludó a la señora Wanda.—Buenos días.
La mujer, que estaba de espaldas haciendo los últimos arreglos, se giró y le dirigió una sonrisa. Era robusta, gruesa, de piel rojiza pero semblante afable.
—Buenos días Hugo.
Hugo admiró las flores durante unos instantes. No acababa de comprender la fascinación de Amelia por estos adornos muertos, pero debía reconocer que aquel día tenían un encanto especial. Los pétalos habían quedado congelados, formándose encima de ellos una fina capa blanca y brillante… Aun así no se detuvo; tenía planes, muchos planes para aquel día, pero también tenía miedo y no se acababa de decidir. Era un gran paso. Fuera como fuese aquella mañana, como todas, iría a desayunar con su amada.
Entró en la pastelería, la única en aquel pueblo. Un pequeño rincón de encanto y refinamiento.—Buenos días —dijo sacándose la boina.
—Buenos dí… —En el momento en el que Amelia le vio se le iluminaron los ojos, aquellos preciosos ojos oscuros, y una exclamación de alegría hizo brillar sus mofletes sonrojados. Corrió hacía él y le dio un beso, aunque en seguida se apartó. Estaba en el trabajo y a su jefa no le gustaba que diera tales muestras de afecto en público.—¿Quieres comer algo?
—Bueno, no rechazaré uno de esos pasteles tan deliciosos que haces —sonrió.Hugo se sentó en una de aquellas sillas tapizadas de rosa. Como casi todo el local. Los manteles de la mesa, el papel de las paredes… Todo era de un rosa pastel combinado con ornamentos dorados y flores. Nunca se había sentido muy cómodo en aquel sitio, creía que era demasiado tosco para un ambiente tan distinguido y demasiado pobre para permitirse los deliciosos pasteles que preparaba Amelia. Él era como una mancha gris en aquel entorno exquisito.
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Relatos de Navidad (CERRADO)
РазноеEsta es el tercer Reto de nuestro grupo de Wattpad. Espero disfruten de las historias de nuestros escritores y los apoyen si les gusta su historia. Nuestro objetivo es desarrollar la imaginación y practicar la escritura, la ortografía y la gramátic...