Una Navidad Gris

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Está historia pertenece a expositosheila

Qué colores se te vienen a la mente cuando piensas en Navidad?
Seguro que el blanco de la nieve. El dorado de los envoltorios de dulces. El rojo del traje de Papá Noel. El verde de esos pequeños árboles terminados en puntas, y el arcoíris de las luces parpadeantes que los decoran.
¿Y los olores?

Chocolate caliente, en primer lugar, y té o café humeantes para calmar el frío. El aroma del pavo recién salido del horno. Ese olor a "nuevo" cuando abres los regalos, o de la ropa recién estrenada.
¿Qué sonidos?

Campanitas tintineantes. Las risas de los niños jugando con sus pequeños trineos. La música navideña en los centros comerciales. El crujir de la nieve al caminar sobre ella. Y el reconfortante: ¡Feliz Navidad!, que te desea cualquier extraño en la calle.

Pero este año, no puedo salir a la calle a desear felicidad a los demás. Este año no hay niños fuera de sus casas, y no puedo ver como se hunden mis botas en la nieve. Este año, la Navidad casi no tiene colores.

En otras navidades me había quejado de que el árbol no era lo suficientemente alto, o que la estrella no estaba tan reluciente, o que necesitaba más luces, más adornos, más bolas de colores. Había resoplado con cansancio deseando que nevara, para poder hacer ángeles en la nieve como en las películas. También me enfurecía no tener el atuendo correcto, o tal vez si lo tenía pero ninguno me complacía. Deseaba una ropa mejor, unas botas más bonitas, un abrigo más grueso.

Me sentaba de mala gana en la mesa, y me obligaba a cenar escuchando las historias aburridas de los más viejos, algunas hacían hasta que se me cerrara el apetito. No podía soportar los niños corriendo por la casa, y para colmo, cuando alguno se quedaba dormido siempre lo dejaban en mi cama, obligándome a dar vueltas de aquí para allá, sin saber que hacer o donde sentarme.

Ahora me doy cuenta de que todo aquello eran puras tonterías. Que las cosas materiales son solo eso, cosas, cosas reemplazables. Que mientras más personas hayan en la casa, mejor, y que mataría por escuchar las mismas viejas historias de todos los años. Las historias de una persona irremplazable. Ahora solo deseo que todo sea como antes. Esta Navidad está siendo demasiado gris.

El celular vibra en mi bolsillo, interrumpiendo mis pensamientos. Es una video llamada grupal. Me froto un poco los ojos, intentando eliminar el resto de las lágrimas que comenzaron a formarse hace unos minutos. Tomé una respiración profunda, vi la nube de aire frío salir de mi boca al exhalar, y contesté.

-¡Hola! -exclamó la pelirroja en mi pantalla.
-¡Hola Laura! -Agité la mano frente a la cámara-. ¿Y el resto de los primos?
-No sé por qué tardan tanto en unirse -mordió una barra de chocolate, y casi solté una pequeña risa por lo siguiente que dijo-. ¿Cómo echtách?
-Mírate, a punto de entrar a la Universidad y sigues hablando con la boca llena.
-Respecto a eso -se limpió la boca con el antebrazo-. Aún no sé si lograré entrar.
-No digas eso.

-Los exámenes serán realmente difíciles, y aún no he dado clases presenciales, y...
-Lau-suspiré-, no seas tan pesimista -le mostré una sonrisa genuina-. Estoy segura de que lo harás.
-Oye, ¿ya llegó la nueva integrante de la familia? -preguntó con entusiasmo.
-Están de camino.
-¿Quién lo diría?, tus tíos los recién graduados ya con una bebé.
-Sí -me encogí de hombros-. Es una bebé hermosa, ojalá estuvieras aquí para verla.

Me devolvió la sonrisa con algo de nostalgia, y cuando estaba a punto de hablar, otras caras aparecieron en la pantalla.

-¡Pero mira quienes están hablando sin nosotros! -exclamó Alexander y ambas rodamos los ojos.
-¡Hola chicas! -Saludó Lyla, apoderándose de la cámara de su mellizo-. Ignórenlo.
-Ya lo hacemos -recalcó Laura.
-¿Y ustedes cómo están?, ¿cómo va la preparatoria?, yo estoy cargada de tareas -recosté la espalda a la pared, sosteniendo el celular en el aire.

Relatos de Navidad (CERRADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora